''El amor'' - 17 Años
—Me pregunto qué haremos mañana —me dijo Jorge mientras me abrazaba y me hacía cosquillas en la espalda.
—
¿Qué sucede mañana? —le pregunté. No podía ser un “mes aniversario”
porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la
hermana de Nicolas para organizar la boda hasta dentro de una semana,
así que estaba completamente perdida.
— ¿En serio, Martina? —me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.
—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial —le dije.
—Es San Valentín —me explicó.
Por
supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados.
Jorge sabía cómo me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía
besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Facu
de los chicos y sus regalos.
—Bueno, ¿y qué con eso? — Jorge me soltó y me miró con seriedad.
—Lo
sabía, todo es una farsa, tú no me quieres —dijo en un hilo de voz. Ya
conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me
sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me
hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le
habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya
estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me
decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía
para controlarme, sentía que su corazón se partía en dos y todo por mi
culpa.
—Lo siento, ojos verdes… —me disculpé, pero él no cambió
la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con
rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé—. ¿Qué quieres hacer
mañana?
—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela —asentí y
le dije que podríamos invitar a Mechi con Pablo, para hacer que de una
vez esos dos tuvieran una cita.
—No, quiero tenerte sólo para mí —me dijo con terquedad.
Era
absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar
después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y
dormíamos en la misma cama.
—Pero, Jorge … —comencé a protestar, pero
él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la
espalda y marcharme de nuestro cuarto.
—Hazlo por mí —susurró.
Y ese fue el punto final de nuestra discusión.
No
me quedó de otra que aceptar la cita, Jorge sabía cómo hacerme ceder a
sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me
obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo
que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia,
se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición
para hacerme caer bajo sus pies.
Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas.
¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera?
Tenía
claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno
en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta
insistencia que tenía de hacerlo feliz.
Recordé las palabras de Cecilia, ¿de verdad me estaría enamorando de Jorge sin darme cuenta?
Lo
miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta
pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me
estaba dejando dominar por Jorge y que yo no me quejaba.
— ¿Me ayudas con la tarea de filosofía? —le pedí después de discutir lo de la cita.
Estábamos
en “nuestro cuarto”, ya era de noche pero seguíamos despiertos cuando
recordé que tenía tarea. Filosofía no se me daba bien como ninguna de
las otras asignaturas, la verdad es que no hallaba el día en que al fin
dejara de ir a la escuela. Con esto del matrimonio ya no podría hacer
todas las cosas que había planeado, pero al menos tendría a Jorge para
hacerme compañía.
Recientemente la idea de nuestra “relación” ya
no se me hacía tan mala: Jorge me amaba, yo lo quería, el me cuidaba y
yo buscaba su felicidad. Aún no éramos la pareja de enamorados –no por
mi parte-, pero era mucho mejor que estar sola. Tenía la seguridad de
que Jorge estaría ahí para mí ante cualquier problema o dificultad que
se presentara.
Empezaba a apreciar su cariño.
— ¿Es para mañana? —me preguntó y yo le resté importancia. Él negó con la cabeza con reproche y se sentó en la cama.
Busqué mi libro y mi cuaderno de Filosofía y me tiré en la cama. Jorge abrió el cuaderno y lo hojeó hasta dar con los apuntes.
—Dice
que tienes que hacer la actividad 12 de la página 118 —agarré el libro y
pasé las hojas hasta dar con la actividad. Maldije para mis adentros,
era sobre sexualidad.
No era el tema más indicado con mi prometido al lado y en una cama sin la mirada de nuestros padres encima.
—
¿Cuál es? —me quito el libro de las manos y leyó las preguntas. Una
sonrisa pervertida se formó en su rostro y lo golpeé en el hombro para
que apartara la idea de su cabeza en el mismo instante en que se le
ocurrió.
—No, Jorge —le advertí. Él se rio con ganas y se lanzó encima de mí para hacerme más cosquillas.
—Yo no pensé nada, tú eres la mal pensada.
—Sí, como no —le dije apartándolo.
Nos pusimos serios cuando comenzamos con las preguntas, pero después de cinco minutos no podíamos dejar de reírnos.
—Lee
esta… —le dije. Él acercó el libro hasta su rostro y se lo estampé de
un golpe. Me levanté y corrí hasta encerrarme en el baño, le había dado
en la nariz y no se veía muy contento.
—Sal de ahí a recibir tu castigo, Tinker —me advirtió desde el otro lado de la puerta.
—No me digas así, sólo Nicolas me puede decir de esa forma.
—Te digo como quiera. ¡Ahora sale o no te ayudaré a terminar tu tarea!
Abrí
la puerta resignada, no me causó gracia su última amenaza. A penas giré
el pomo, Jorge se lanzó sobre mí y ambos caímos al suelo del baño.
—Sal de encima, me aplastas
—No,
porque me golpeaste en la nariz —después de un rato de forcejeo, Jorge
me liberó. Volvimos a la cama para continuar con la tarea, pero se me
hacía difícil concentrarme, el tema provocaba que mi cabeza imaginara
cosas que no debía, como yo, Jorge y una cama al igual que ahora, pero
en otras posiciones.
—Tini, ¿me escuchaste? —giré la cabeza para
mirar a Jorge con una interrogante en el rostro. No lo había oído por
estar pensando en… cosas.
Se me revolvió el estómago cuando miré sus
labios, un ardor que nunca antes había sentido recorrió mis venas y era
desesperante, me quemaba y no sabía cómo apagarlo.
— ¿Qué cosa?
— ¿Cómo reacciona el sistema nervioso?
¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué de pronto Jorge me resultaba tan… atractivo?
—Mal —le respondí, y porque era verdad. Mi sistema nervioso me estaba matando por acercarme a Jorge.
—Ni
siquiera lo estás intentando, lee este párrafo —señaló una sección
marcada con lápiz y leí lo que me dijo, pero no lo entendí, ya que la
respiración de Jorge en mi nuca me ponía nerviosa.
—No entiendo
—dije finalmente. Se notaba que estaba frustrado, Jorge nunca tuvo
paciencia para explicarme los contenidos por más que me amara.
E
incluso así se veía bien. Una sensación nueva se albergó en mi cuerpo,
me impulsaba a tocar a Jorge, a pasar mis dedos por su cabello, a besar
sus labios, su cuello.
“Detente, Martina” Me dije, esto era anormal en mí.
¿Por qué tenía que comenzar a sentir cosas por Jorge justo en este momento?
—Todas
las reacciones del cuerpo son biológicas y psicológicas, el cerebro
percibe las sensaciones y las manda al sistema nervioso para que las
provoque en el cuerpo —me explicó.
Maldito sistema nervioso que le gustaba Jorge, si no fuera por su culpa no tendría la necesidad de tirarme sobre él.
Esto
era incómodo, si hubiese sabido que hablar sobre sexualidad con Jorge
habría despertado ciertas cosas en mí, habría dejado la tarea sin hacer y
aceptado el regaño del profesor al día siguiente.
Cuando no
resistí ni un segundo más, como pude me acerqué hasta Jorge y me senté
sobre él. Abrió muchísimo los ojos y miró a todos lados como buscando
una cámara para ver si era una broma.
—Tini, ¿qué estás haciendo? —me preguntó atemorizado.
—Poniendo a prueba mi sistema nervioso —le dije con rapidez para poder besarlo lo antes posible.
Fue
tan distinto a las otras veces. Nunca pasábamos de unos simples besos y
ya, pero en ese momento eso no me basto. Me removí sobre él para que
reaccionara, se había quedado inmóvil y eso no me gustaba.
Intentó
decirme algo, pero lo mordí para que no interrumpiera el beso. Cuando me
di cuenta que eso no apagaría el calor que se extendía con velocidad
por mis extremidades, no supe que hacer. Quería que esa sensación se
esfumara, pero no sabía cómo hacerlo. No se me ocurría nada y tampoco me
quería despegar de Jorge.
Y de repente, como si leyera mis
pensamientos, Jorge me sujetó del cabello y apartó mis labios de su boca
para besar mi cuello. Eso se sintió demasiado bien, creí que mi
estómago explotaría.
Mis manos dejaron de obedecerme y
acariciaron los hombros de Jorge, él se impulsó sobre mí y cuando me di
cuenta de lo que se proponía, ya me encontraba debajo de él.
Verlo
así no ayudó a mi estúpido sistema nervioso, y mis manos, como si
estuvieran poseídas, le arrancaron la camiseta que traía puesta.
Por un momento pensé que me daría algo al corazón.
Lo aparté de mi cuello y lo volví a besar en los labios. Lo necesitaba.
De
pronto, las manos de Jorge comenzaron a subir mi camiseta. Ni siquiera
sentía frío, la habitación parecía un horno encendido. Me estremecí
cuando me hizo cosquillas, mi cerebro dejó de funcionar y dio paso a que
saliera cualquier palabra de mi boca.
— Jorge, hazlo —quise
golpearme cuando recuperé por un segundo el sentido común. No podíamos
hacerlo, se supone que yo no quería acostarme con él.
Pero cuando
sujetó con fuerza mi mano y la bajó hasta sus pantalones, las dudas se
disiparon. Si no lo hacíamos no soportaría el calor que sentía.
—
¿Estás segura? —me susurró contra mi oído. Su voz sonaba extasiada y
ronca, conseguí besarlo otra vez mientras asentía con la cabeza.
Se alejó de mí y se puso de pie para buscar algo en el velador. ¿Qué hacía? Yo lo quería ¡ahora!
Entonces, sacó un envoltorio y comprendí.
Por Dios, iba en serio. De verdad lo haríamos, si no me arrepentía de inmediato después no podríamos detenernos.
Me
entregó con delicadeza el envoltorio y volvió a ponerse sobre mí, esta
vez me quitó la camiseta y me contempló de arriba a abajo, unos segundos
antes de pegar su boca en mi oído y decirme con voz suave y lenta:
—Cuando yo te diga, ¿de acuerdo? —asentí inconscientemente. ¿Cómo se ponía un condón?
Dejé de pensar y de respirar cuando Jorge se quitó los pantalones… No estaba preparada para esto, no lo lograría.
—
Jorge, creo que ya no… —sin embargo, a pesar de que de pronto me dio
miedo continuar con esto, me mordí el labio para callarme porque Jorge
se había quitado la ropa interior y ahora estaba totalmente desnudo
sobre mí.
El fuego ardió con más ganas.
No protesté cuando él
me dejó en ropa interior, besó mi cuello mientras yo le rasguñaba la
espalda y reprimía los gemidos que de seguro despertarían a todos en la
casa.
—Ahora, Tini—me dijo. Abrí como pude el envoltorio y cuando bajé la mano hasta tocar su ingle…
Todo se oscureció. Literalmente.
— ¡SE CORTÓ LA LUZ! —gritó Holly.
Escuchamos
pasos en el pasillo y recordé que la puerta estaba sin seguro. Aunque
no se veía nada, lo más seguro es que Cecilia o mis padres vinieran con
una linterna. Y si nos encontraban desnudos a punto de tener sexo, me
encerrarían en el sótano y castrarían a Jorge sin importarles que
estuviéramos comprometidos.
— Jorge, la puerta —murmuré. Sentí un peso menos cuando se levantó y corrió para ponerle seguro a la puerta.
Busqué
a tientas mi ropa y me la puse como pude. No sabía si Jorge también se
estaba vistiendo, pero cuando me abrazó por la espalda, el contacto con
su piel me provocó una descarga eléctrica.
— ¿Y qué dice tu sistema nervioso? —inquirió acercando mi espalda a su abdomen.
Fue como un golpe, como si una enorme bola de nieve cayera sobre mí y congelara mi mente.
¿Qué decía mi sistema nervioso? Que estaba en serios problemas.
Me
aparté de él, gracias a Dios se había cortado la luz, una porque de no
ser así en este momento estaríamos en la cama, y segundo porque no podía
verlo a la cara.
Sentí vergüenza. Me había dejado dominar por una
necesidad estúpida. ¿Cómo se suponía que dormiría con Jorge si estuve a
punto de hacerlo con él hace menos de cinco minutos?
— ¡Chicos, ¿están bien?! —gritó Cecilia desde el otro lado.
—Sí, no te preocupes —le contestó Jorge.
Cecilia… Jorge le hablaba como si nada.
Estaba tan arrepentida, no podía dejar que esto sucediera. No, no, no.
—¡Les dejaré una linterna frente a la puerta! —nos dijo Cecilia.
Antes
de que Jorge abriera la puerta, corrí hasta el baño y con fuerza di un
portazo. A los segundos tocaron la puerta, pero no quería abrir.
¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué sentí “eso” cuando besé a Jorge? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué había cambiado en nosotros?
O tal vez la pregunta más lógica sería ¿Qué había cambiado en mí?
—Martina, debemos hablar sobre esto —dijo tratando de abrir la puerta.
Ignoré
su voz y me quedé sentada en el suelo recordando lo que estuvimos a
punto de hacer. Una parte de mí quería salir de aquí y tirarme a sus
brazos para continuar lo que nos interrumpieron, pero otra parte me
exigía esconderme y avergonzarme.
Un halo de luz entró por la
puerta, era la linterna. Jorge había abierto con las llaves que tenía en
su velador. Me alumbró al rostro y tuve que cerrar los ojos porque la
luz molestaba, se sentó junto a mí pero yo me aparté lo más que pude.
Apagó la linterna y nos quedamos a oscuras nuevamente, la tensión se podía sentir en el aire.
—Tini,
¿qué dice tu sistema nervioso? —preguntó otra vez. Miré hacia otro
lado, era tonto porque él no me podía ver, pero de todas formas lo hice
porque sabía que Jorge me estaba mirando a través de la oscuridad.
— ¿Qué dice? —insistió.
—Que
te quiero… y que también me gustas como una estúpida—contesté después
de una pausa insufrible. Escuché como suspiró, pero eso no me calmó.
Le había confesado que su plan estaba funcionando ¿y ahora qué?
Volvió
a encender la linterna y vi una gran sonrisa que estremeció a mi
cuerpo. No podía dejar de mirarlo así, era demasiado hermoso.
—Es
un avance —comentó, quise protestar, pero él agregó algo más—: Te
estaría mintiendo si te dijera que no disfruté lo que estuvimos a punto
de hacer… debo confesar que me habría encantado terminarlo —mi
respiración se aceleró. Ya no sentía esa necesidad de tocarlo, mas unas
ganas de abrazarlo se estaban apoderando de mí—. Pero eso no es lo que
quieres…Creo que fue más repentino que un deseo, lo sé porque te
conozco.
Lo abracé sin importarme lo incómodos que estábamos en
el suelo del baño, Jorge me rodeó con sus brazos y yo escondí mi rostro
contra su cuello. Sus mechones castaños me recordaron un algo que me
hacía imposible odiarlo cuando se ponía tierno.
—Si lo vamos a
hacer, no quiero que sea así, de repente. Quiero que lo hagamos con
amor, que lo hagas porque me amas y no porque las hormonas te
traicionaron.
Reí ante su comentario, era verdad.
¿Qué tanto me conocía Jorge para decirme las palabras exactas que hacían que dejara de sentir culpa y vergüenza?
—Te quiero mucho, mucho Jorge —le dije contra su oído.
—Y yo te amo —me respondió.
Por
primera vez, sentí que mi pecho se comprimía de dolor. No poder
contestarle de la misma manera en que él lo hacía era peor que el calor
que sentí cuando miré sus labios con otros ojos. Porque sabía que eso se
podía apagar con besos y caricias, pero la culpa de no poder decirle
que lo amaba no.
No se iría hasta que de verdad lo sintiera.
Fans Club de Tini Stoessel
BIENVENIDOS AL FANS CLUB DE TINI STOESSEL ! aca encontraras fotos , datos , novelas... TODO ! solo verdaderas tinistas ! Tini Stoessel nos espero el 2 de mayo a las 14:00 en : El Monumento a los Españoles (Bs.As) TE ESPERAMOS !! Twitter: FansClubDe_Tini
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martes, 27 de mayo de 2014
¿Quien Te Crees? - Capitulo - 15
Capítulo 15
Me dí un gran banquete táctil, mientras enjabonaba su cuerpo. Pero no iba a ir más allá de caricias. Me costaba admitirlo, pero el paquete de Jorge me había dejado casi inmovil.
-¿Te duele?- preguntó él mientras salíamos de la ducha y me envolvía con una toalla.
-No- mentí descaradamente.
-Lo siento, te lo advertí -dijo apenado pero a la vez riendo.
Se acercó y me estampó un beso sobre los labios.
"¿Qué sucederá ahora?" era la incógnita que más retumbaba sobre mi conciencia.
No quería pensar, no quería preocuparme, no quería nada más que disfrutar el momento.
Estaba exhausta y apenas salí del baño, corrí hacia la cama, aun envuelta en la toalla.
{Narra Jorge}
¿Cómo explicarlo? Martina me había dado la mejor noche de mi vida. Esa hermosa chica, con personalidad fuerte y afilada, con piernas de infarto, y ojos hipnóticos estaba sobre mi cama. Mi gran ego estaba saciado "la haz dejado agotada". Sonreí al verla dormirse. Qué bonita era. Me acerqué lentamente aun enfundado en la toalla, y me recosté a su lado.
-Tini- susurré mientras tocaba su hombro- déjame que te quite esto- le quité la toalla y la arrojé al piso junto a la mía. Luego hice lo que siempre quise hacer con una chica. Acurrucarme. Sonaría algo estúpido viniendo de un casanova como yo, pero en mi interior albergaba algunos deseos lejanos al ámbito sexual. Algún día me gustaría salir con mi chica a pasear, luego de muchos años juntos, casarnos y formar una familia. Típico. Y aunque mis amigos creían que yo siempre sería el soltero galán que liga con todas, yo sabía que algún día mi destino cambiaría. Pero... ¿Martina... sería la chica indicada? No podía negar que sentía algo por ella, pero me asustaba alejarme de mi vida de mujeriego, para dedicarme a una sola mujer. Quería descubrir si además de aparentarlo, ella lo valía. No quería decepcionarme, no quería corazones rotos ni desesperanzas. No involucraría sentimientos hasta que me diera cuenta que ella era la mujer con la que me gustaría estar. Por ahora sólo disfrutaba del momento.
La abracé por la cintura, y nos cubrí con las sábanas. Ella se pegó al instante contra mí, y apretó mi mano con la suya sobre su vientre. Olía exquisito.
El sueño fue apoderándose de mí, hasta que quedé completamente dormido.
Me dí un gran banquete táctil, mientras enjabonaba su cuerpo. Pero no iba a ir más allá de caricias. Me costaba admitirlo, pero el paquete de Jorge me había dejado casi inmovil.
-¿Te duele?- preguntó él mientras salíamos de la ducha y me envolvía con una toalla.
-No- mentí descaradamente.
-Lo siento, te lo advertí -dijo apenado pero a la vez riendo.
Se acercó y me estampó un beso sobre los labios.
"¿Qué sucederá ahora?" era la incógnita que más retumbaba sobre mi conciencia.
No quería pensar, no quería preocuparme, no quería nada más que disfrutar el momento.
Estaba exhausta y apenas salí del baño, corrí hacia la cama, aun envuelta en la toalla.
{Narra Jorge}
¿Cómo explicarlo? Martina me había dado la mejor noche de mi vida. Esa hermosa chica, con personalidad fuerte y afilada, con piernas de infarto, y ojos hipnóticos estaba sobre mi cama. Mi gran ego estaba saciado "la haz dejado agotada". Sonreí al verla dormirse. Qué bonita era. Me acerqué lentamente aun enfundado en la toalla, y me recosté a su lado.
-Tini- susurré mientras tocaba su hombro- déjame que te quite esto- le quité la toalla y la arrojé al piso junto a la mía. Luego hice lo que siempre quise hacer con una chica. Acurrucarme. Sonaría algo estúpido viniendo de un casanova como yo, pero en mi interior albergaba algunos deseos lejanos al ámbito sexual. Algún día me gustaría salir con mi chica a pasear, luego de muchos años juntos, casarnos y formar una familia. Típico. Y aunque mis amigos creían que yo siempre sería el soltero galán que liga con todas, yo sabía que algún día mi destino cambiaría. Pero... ¿Martina... sería la chica indicada? No podía negar que sentía algo por ella, pero me asustaba alejarme de mi vida de mujeriego, para dedicarme a una sola mujer. Quería descubrir si además de aparentarlo, ella lo valía. No quería decepcionarme, no quería corazones rotos ni desesperanzas. No involucraría sentimientos hasta que me diera cuenta que ella era la mujer con la que me gustaría estar. Por ahora sólo disfrutaba del momento.
La abracé por la cintura, y nos cubrí con las sábanas. Ella se pegó al instante contra mí, y apretó mi mano con la suya sobre su vientre. Olía exquisito.
El sueño fue apoderándose de mí, hasta que quedé completamente dormido.
Through Truth Capitulo - 14
Ambos
se levantaron de la mesa, sus amigos ni siquiera se dieron cuenta de
que ellos se iban a ir porque estaban muy ocupados en su tiempo de
parejita… mientras caminaban hacia la salida de la cafetería, los
siguieron todos con la mirada, pensando en lo extraño que era verlos
abandonar la cafetería juntos y sin discutir.
-que?- pregunto ella cuando estuvieron en los pasillos y el la miro
- puedes ir hoy a mi casa? Saliendo de aquí…- pregunto el y ella iba a decir inmediatamente que no pero quizo razonar antes de hablar
-para que?- pregunto con curiosidad
-mi hermano me pidió que te lo dijera… quiere jugar contigo.- decidió no mencionar el hecho de que su papa quería conocerla…- y la nana quiere verte
-ah bien! Si… supongo que puedo…- respondió ella, quería demasiado al pequeño Chris y a la nana.
-gracias.- dijo el sonriéndole
-no lo hago por ti idiota.- dijo ella haciendo que el rodara los ojos
-ya lo se niñita mimada…- respondió el imitando la voz de la chica
-si mi voz fuera asi me suicidaría…- dijo ella y el se rio
- tu voz es peor que eso… es el sonido mas fastidioso del mundo, después de tu risa claro.- dijo el pero era una gran GRAN mentira…
- JAJAAJAJ! Gracias por decirlo! Me voy a reir todo el dia para fastidiarte…- dijo ella comenzando a reir y Jorge suspiro frustrado
-siempre te ries… que diferencia hay?- dijo el
-cierto… siempre lo hago.- dijo riéndose, luego únicamente sonrio- a la salida te veo
Se fue de ahí, dejando a Jorge sonriendo, enserio ella era tan fastidiosa… y como le gustaba a el que fuera asi…
Cuando salieron de clases, Martina le aviso a Fran que se iria con Jorge y luego le llamo a su mama para avisarle y ella estaba encantada, lo cual extraño a Martina, sabia que Jorge le caia bien, pero a tal grado de ponerse feliz porque iria con el? Wow….
-escucha…. Hay algo que debes saber… mi… mi papa esta aquí… y quiere conocerte porque se dio cuenta de que Chris y la nana te adoran… entonces…. Solo…no te ofendas si no es muy amable… es un amargado y prepotente…- dijo Jorge cuando iban a llegar a su casa
-ahora se de donde sacaste tu carácter entonces- dijo ella y el desvio los ojos
-no empieces… y no me compares con el… no tengo nada que ver con el… solo te adviero que a el nunca le agrada nadie…- dijo jorge y ella asintió
Cuando entraron a casa de Jorge, Martina inmeditamente escucho el grito de Chris corriendo hacia ella y luego los brazos de la nana rodeándola.
-hola!!!- dijo Chris muy feliz
-hola pequeñin, hola nana!.- dijo sonriéndole a Maggie
-hola cariño, pasa.- dijo dejándola entrar. Jorge miro hacia la sala, ahí mirando la escena estaba su padre…
-buenas tardes señor.- saludo Martina de forma educada, ya habia sido advertida por Jorge que jamas le agradaba nadie a ese hombre…
-buenas tardes.- dijo el formalmente- soy George Malik.
- Martina Stoessel, un gusto- dijo ella sonriéndole y tomando su mano
-bueno… comamos.- dijo el señor y se sentaron todos en la mesa
-como estuvo su dia?- pregunto Maggie a Martina y a Jorge
-muy lindo! Gracias nana!- respondió Martina sonriéndole
-si, bien… gracias.- dijo Jorge tambien sonriendo. La nana acostumbraba comer con ellos… era parte de la familia.
-y dime Marrtina, cual es tu exacta relación con mi hijo?- pregunto el señor Blanco directamente y ella se aclaro la garganta sin saber que responder
- nosotros…. – comenzo ella y miro a Jorge, no sabia que decir y no le gustaba mentir
-no nos soportamos, siempre estamos discutiendo, peleando… pero mi hermano y la nana la aman y por si fuera poco estamos juntos en un proyecto de ciencias asi que tenemos que convivir de forma obligatoria- dijo Jorge con sinceridad y Martina quedo sorprendida por el desprecio en la voz de jorge… miro al señor, quien ahora tenia una sonrisa en el rostro
- interesante- dijo únicamente, dejando a Martina, Jorge y Chris confundidos, Maggie tambien sonrio, como si ambos supieran algo que ellos ignoraban
-que tiene de interesante?- dijo Jorge y George se imito a mirar a Maggie de forma complice y luego se rieron asi que Martina y Jorge lo dejaron pasar…
-y… en que trabaja usted señor Blanco?- pregunto Martina claramente cambiando de tema y el se volvió hacia ella ahora con una gran sonrisa
-soy médico…- dijo orgulloso
-wow… impresionante! Es mi sueño ser doctora.- dijo con sinceridad y George sonrio
-enserio? Es un muy buen trabajo, el mejor si me permites decirlo, porque no sabes la satisfacción tan grande que te deja salvar una vida… ayudar a las personas… todo eso es algo que no tiene precio.- dijo el señor y Martina parecia emocionada
- lo imagino… debe ser hermoso saber que puedes ayudar a tanta gente…- dijo ella y se sumio en una larga conversación con el padre de Jorge, estaba impresionado, su padre jamas platicaba con nadie, no era de muchas palabras, siempre estaba en su mundo… ni siquiera hablaba con el y con Chris que eran sus hijos…
-bueno, tengo que irme… ocupo ir a trabajar, me dio mucho gusto conocerte Martina, realmente eres muy agradable, espero que nos volvamos a ver por aquí…- dijo el señor y se despidió de ellos para partir a su trabajo.
Una vez que se fue, Jorge la miraba demasiado asombrado
-es muy amable…- dijo ella y Jorge negó con la cabeza, no podia creer que se llevaran bien… su padre era un hombre sin sentimientos…
- no lo conoces.- dijo el y Chris estuvo de acuerdo, pero Maggie negó con la cabeza aunque no dijo absolutamente nada y fue algo que solo noto Martina y no lo iba a mencionar.- bueno… tu venias con mi hermano, asi que los dejo.
-no Jorge! Juega con nosotros- rogo el pequeño Chris y jorge lo miro… nunca podia negarle nada a su hermano porque lo amaba demasiado pero no quería estar con la insoportable de Martina.
-esta bien peque.- acepto el y los 3 subieron a la habitacion de videojuegos.
- primero yo contra Martina!- dijo el pequeño muy emocionado, le entrego un control.
- chris… le ganaras inmediatamente… es una niña minada recuerdas? No creo que sepa jugar siquiera…- dijo el y ella lo miro divertida
-Zayn… tengo un hermano recuerdas? Llevo toda mi vida jugando videojuegos, y quieres saber algo?- le dijo ella a el y se acerco un poco y en el oído le susurro- siempre le gano.
-pff… si claro!- dijo el, aunque no dudaba ni un momento que ella ganara en todo lo que se proponía y jamas mentia. Si decía que ella siempre le ganaba a Fran era cierto… y el habia jugado contra Fran asi que sabia que era demasiado bueno…
Martina comenzo a jugar contra Chris, enserio que era muy buena, pero Jorge se daba cuenta de que en momentos, dejaba de esforzarse para darle ventaja a Chris, era obvio que lo estaba dejando ganar pero no decía nada y solo finjia mucha concentración, cuando el juego termino y Chris se dio cuenta de que le habia ganado se puso super feliz
-le gane!! Es la primera vez que gano!! Zayn siempre me gana rápidamente…- dijo el pequeño con tristeza y Martina miro a Jorge y lo reprendió con la mirada
- yo jugare contra el. Toma el control, engreído!- lo desafio y el sonrio burlonamente y tomo el control
-perderas niñita mimada.- dijo Jorge muy confiado y ella sonrio
-ya veremos…
-no juegues con el Martina... el siempre gana…- dijo Chris preocupado como si el videojuego fuera tan importante y Martina le sonrio tiernamente
-no pasa nada pequeñin.- dijo ella y comenzo a jugar con Jorge, el comenzo facilmmente, como siempre… pero se dio cuenta de que ella era realmente buena… comenzaron a jugar con mas intensidad ambos, después comenzaban a reirse porque iban prácticamente iguales, Chris estaba apoyando a Martina y ella reia, Jorge sonreía cada que la escuchaba reirse e iban iguales aun… pero de un mometo para otro Martina habia ganado.
-eres tramposa! Como hiciste eso? no! No y no!- dijo Jorge pero sin parar de reirse y ella sonrio
-Le ganaste!!! Le ganaste.. wow!! Entonces eso quiere decir que si yo te gane a ti y tu le ganaste a el, yo debo ser mejor que Jorge! jorge… te reto!- dijo el pequeño Chris muy emocionado y se sento frente al monitor listo con su control. Martina- se acerco a Jorge un poco
-si no lo dejas ganar, te mato.- le susurro ella en el oído para que Chris no escuchara nada y Jorge únicamente sonrio y se acerco a su hermano para comenzar a jugar. Y si lo dejo ganar… y el pequeño comenzo a correr por todos lados y a brincar y gritar y reir…estaba demasiado feliz por haberle ganado a su hermano
-le gane al tonto Jorge!!!! Le gane!!!! NANA!!! Que crees!!.- corrió escaleras abajo para ir a decirle a la nana que le habia ganado a su hermano y Martina comenzo a reir y luego se puso a acomodar todo lo que habian dejado desacomodado
-ahora me molestara dia y noche con que me gano…- dijo Jorge y ella lo miro divertida
-vale la pena con tal de verlo feliz no?- pregunto ella y el la miro fijamente a los ojos y sonrio.
-si, vale mucho la pena.- dijo acercándose a ella y tomandola de la cintura antes de que ella pudiera siquiera respirar, el la tomo en brazos y la recostó sobre el gran sillón, para después ponerse sobre ella sin aplastarla, con sus cuerpos apenas rozando y la miro fijamente
-que haces?- dijo ella con la respiración sumamente agitada
-no se…- respondió el con sinceridad sin dejar de sonreírle y acto seguido ella se levanto un poco y con sus manos atrajo a Jorge hasta sus labios, uniéndolos en un calido beso. Era la primera vez que ella iniciaba el beso… y no sabia porque lo habia hecho, solo sabia que cuando lo tuvo tan cerca y mirando sus ojos y su sonrisa, no pudo evitar sentir una oleada de calor invadirla, eso la habia llevado a besarlo sin pensar en nada mas… sin pensar en lo mucho que se aborrecían, en todo el desprecio que habia entre ellos… la verdad era que cuando se besaban, todo ese desprecio desaparecia, dejándolos únicamente con un inexplicable sentimiento de bienestar… movían sus labios dulcemente, Jorge dejo resposar su cuerpo sobre el de ella, sus manos esta vez en lugar de dirigirse a su cuerpo se dedicaron a acariar su rostro, su cabello y de una forma demasiado delicada, las manos de ella permenecian enrolladas ligeramente en la espalda baja de Jorge, convirtiendo el beso al mismo tiempo en un abrazo demasiado tierno, Jorge se separo un poco de ella y la miro, pero esta vez, en lugar de ponerse a gritar y a insultarse mutuamente y buscar un culpable para el beso, únicamente se sonrieron y el volvió a unir sus labios, disfrutando de esa dulzura con la que se movían juntos y esa perfeccion con la que encajaban, luego se separo de ella nuevamente pero esta vez para besar dulcemente sus parpados, su nariz, su frente y por ultimo volver a atrapar sus labios con los suyos… ese beso los estaba volviendo locos a ambos.
-chicos llevare a chris a…oh dios…- dijo la nana parándose repentinamente en la puerta que estaba abierta para observar la escena, que a sus ojos era la escena mas romantica que habia visto en su vida
-que?- pregunto ella cuando estuvieron en los pasillos y el la miro
- puedes ir hoy a mi casa? Saliendo de aquí…- pregunto el y ella iba a decir inmediatamente que no pero quizo razonar antes de hablar
-para que?- pregunto con curiosidad
-mi hermano me pidió que te lo dijera… quiere jugar contigo.- decidió no mencionar el hecho de que su papa quería conocerla…- y la nana quiere verte
-ah bien! Si… supongo que puedo…- respondió ella, quería demasiado al pequeño Chris y a la nana.
-gracias.- dijo el sonriéndole
-no lo hago por ti idiota.- dijo ella haciendo que el rodara los ojos
-ya lo se niñita mimada…- respondió el imitando la voz de la chica
-si mi voz fuera asi me suicidaría…- dijo ella y el se rio
- tu voz es peor que eso… es el sonido mas fastidioso del mundo, después de tu risa claro.- dijo el pero era una gran GRAN mentira…
- JAJAAJAJ! Gracias por decirlo! Me voy a reir todo el dia para fastidiarte…- dijo ella comenzando a reir y Jorge suspiro frustrado
-siempre te ries… que diferencia hay?- dijo el
-cierto… siempre lo hago.- dijo riéndose, luego únicamente sonrio- a la salida te veo
Se fue de ahí, dejando a Jorge sonriendo, enserio ella era tan fastidiosa… y como le gustaba a el que fuera asi…
Cuando salieron de clases, Martina le aviso a Fran que se iria con Jorge y luego le llamo a su mama para avisarle y ella estaba encantada, lo cual extraño a Martina, sabia que Jorge le caia bien, pero a tal grado de ponerse feliz porque iria con el? Wow….
-escucha…. Hay algo que debes saber… mi… mi papa esta aquí… y quiere conocerte porque se dio cuenta de que Chris y la nana te adoran… entonces…. Solo…no te ofendas si no es muy amable… es un amargado y prepotente…- dijo Jorge cuando iban a llegar a su casa
-ahora se de donde sacaste tu carácter entonces- dijo ella y el desvio los ojos
-no empieces… y no me compares con el… no tengo nada que ver con el… solo te adviero que a el nunca le agrada nadie…- dijo jorge y ella asintió
Cuando entraron a casa de Jorge, Martina inmeditamente escucho el grito de Chris corriendo hacia ella y luego los brazos de la nana rodeándola.
-hola!!!- dijo Chris muy feliz
-hola pequeñin, hola nana!.- dijo sonriéndole a Maggie
-hola cariño, pasa.- dijo dejándola entrar. Jorge miro hacia la sala, ahí mirando la escena estaba su padre…
-buenas tardes señor.- saludo Martina de forma educada, ya habia sido advertida por Jorge que jamas le agradaba nadie a ese hombre…
-buenas tardes.- dijo el formalmente- soy George Malik.
- Martina Stoessel, un gusto- dijo ella sonriéndole y tomando su mano
-bueno… comamos.- dijo el señor y se sentaron todos en la mesa
-como estuvo su dia?- pregunto Maggie a Martina y a Jorge
-muy lindo! Gracias nana!- respondió Martina sonriéndole
-si, bien… gracias.- dijo Jorge tambien sonriendo. La nana acostumbraba comer con ellos… era parte de la familia.
-y dime Marrtina, cual es tu exacta relación con mi hijo?- pregunto el señor Blanco directamente y ella se aclaro la garganta sin saber que responder
- nosotros…. – comenzo ella y miro a Jorge, no sabia que decir y no le gustaba mentir
-no nos soportamos, siempre estamos discutiendo, peleando… pero mi hermano y la nana la aman y por si fuera poco estamos juntos en un proyecto de ciencias asi que tenemos que convivir de forma obligatoria- dijo Jorge con sinceridad y Martina quedo sorprendida por el desprecio en la voz de jorge… miro al señor, quien ahora tenia una sonrisa en el rostro
- interesante- dijo únicamente, dejando a Martina, Jorge y Chris confundidos, Maggie tambien sonrio, como si ambos supieran algo que ellos ignoraban
-que tiene de interesante?- dijo Jorge y George se imito a mirar a Maggie de forma complice y luego se rieron asi que Martina y Jorge lo dejaron pasar…
-y… en que trabaja usted señor Blanco?- pregunto Martina claramente cambiando de tema y el se volvió hacia ella ahora con una gran sonrisa
-soy médico…- dijo orgulloso
-wow… impresionante! Es mi sueño ser doctora.- dijo con sinceridad y George sonrio
-enserio? Es un muy buen trabajo, el mejor si me permites decirlo, porque no sabes la satisfacción tan grande que te deja salvar una vida… ayudar a las personas… todo eso es algo que no tiene precio.- dijo el señor y Martina parecia emocionada
- lo imagino… debe ser hermoso saber que puedes ayudar a tanta gente…- dijo ella y se sumio en una larga conversación con el padre de Jorge, estaba impresionado, su padre jamas platicaba con nadie, no era de muchas palabras, siempre estaba en su mundo… ni siquiera hablaba con el y con Chris que eran sus hijos…
-bueno, tengo que irme… ocupo ir a trabajar, me dio mucho gusto conocerte Martina, realmente eres muy agradable, espero que nos volvamos a ver por aquí…- dijo el señor y se despidió de ellos para partir a su trabajo.
Una vez que se fue, Jorge la miraba demasiado asombrado
-es muy amable…- dijo ella y Jorge negó con la cabeza, no podia creer que se llevaran bien… su padre era un hombre sin sentimientos…
- no lo conoces.- dijo el y Chris estuvo de acuerdo, pero Maggie negó con la cabeza aunque no dijo absolutamente nada y fue algo que solo noto Martina y no lo iba a mencionar.- bueno… tu venias con mi hermano, asi que los dejo.
-no Jorge! Juega con nosotros- rogo el pequeño Chris y jorge lo miro… nunca podia negarle nada a su hermano porque lo amaba demasiado pero no quería estar con la insoportable de Martina.
-esta bien peque.- acepto el y los 3 subieron a la habitacion de videojuegos.
- primero yo contra Martina!- dijo el pequeño muy emocionado, le entrego un control.
- chris… le ganaras inmediatamente… es una niña minada recuerdas? No creo que sepa jugar siquiera…- dijo el y ella lo miro divertida
-Zayn… tengo un hermano recuerdas? Llevo toda mi vida jugando videojuegos, y quieres saber algo?- le dijo ella a el y se acerco un poco y en el oído le susurro- siempre le gano.
-pff… si claro!- dijo el, aunque no dudaba ni un momento que ella ganara en todo lo que se proponía y jamas mentia. Si decía que ella siempre le ganaba a Fran era cierto… y el habia jugado contra Fran asi que sabia que era demasiado bueno…
Martina comenzo a jugar contra Chris, enserio que era muy buena, pero Jorge se daba cuenta de que en momentos, dejaba de esforzarse para darle ventaja a Chris, era obvio que lo estaba dejando ganar pero no decía nada y solo finjia mucha concentración, cuando el juego termino y Chris se dio cuenta de que le habia ganado se puso super feliz
-le gane!! Es la primera vez que gano!! Zayn siempre me gana rápidamente…- dijo el pequeño con tristeza y Martina miro a Jorge y lo reprendió con la mirada
- yo jugare contra el. Toma el control, engreído!- lo desafio y el sonrio burlonamente y tomo el control
-perderas niñita mimada.- dijo Jorge muy confiado y ella sonrio
-ya veremos…
-no juegues con el Martina... el siempre gana…- dijo Chris preocupado como si el videojuego fuera tan importante y Martina le sonrio tiernamente
-no pasa nada pequeñin.- dijo ella y comenzo a jugar con Jorge, el comenzo facilmmente, como siempre… pero se dio cuenta de que ella era realmente buena… comenzaron a jugar con mas intensidad ambos, después comenzaban a reirse porque iban prácticamente iguales, Chris estaba apoyando a Martina y ella reia, Jorge sonreía cada que la escuchaba reirse e iban iguales aun… pero de un mometo para otro Martina habia ganado.
-eres tramposa! Como hiciste eso? no! No y no!- dijo Jorge pero sin parar de reirse y ella sonrio
-Le ganaste!!! Le ganaste.. wow!! Entonces eso quiere decir que si yo te gane a ti y tu le ganaste a el, yo debo ser mejor que Jorge! jorge… te reto!- dijo el pequeño Chris muy emocionado y se sento frente al monitor listo con su control. Martina- se acerco a Jorge un poco
-si no lo dejas ganar, te mato.- le susurro ella en el oído para que Chris no escuchara nada y Jorge únicamente sonrio y se acerco a su hermano para comenzar a jugar. Y si lo dejo ganar… y el pequeño comenzo a correr por todos lados y a brincar y gritar y reir…estaba demasiado feliz por haberle ganado a su hermano
-le gane al tonto Jorge!!!! Le gane!!!! NANA!!! Que crees!!.- corrió escaleras abajo para ir a decirle a la nana que le habia ganado a su hermano y Martina comenzo a reir y luego se puso a acomodar todo lo que habian dejado desacomodado
-ahora me molestara dia y noche con que me gano…- dijo Jorge y ella lo miro divertida
-vale la pena con tal de verlo feliz no?- pregunto ella y el la miro fijamente a los ojos y sonrio.
-si, vale mucho la pena.- dijo acercándose a ella y tomandola de la cintura antes de que ella pudiera siquiera respirar, el la tomo en brazos y la recostó sobre el gran sillón, para después ponerse sobre ella sin aplastarla, con sus cuerpos apenas rozando y la miro fijamente
-que haces?- dijo ella con la respiración sumamente agitada
-no se…- respondió el con sinceridad sin dejar de sonreírle y acto seguido ella se levanto un poco y con sus manos atrajo a Jorge hasta sus labios, uniéndolos en un calido beso. Era la primera vez que ella iniciaba el beso… y no sabia porque lo habia hecho, solo sabia que cuando lo tuvo tan cerca y mirando sus ojos y su sonrisa, no pudo evitar sentir una oleada de calor invadirla, eso la habia llevado a besarlo sin pensar en nada mas… sin pensar en lo mucho que se aborrecían, en todo el desprecio que habia entre ellos… la verdad era que cuando se besaban, todo ese desprecio desaparecia, dejándolos únicamente con un inexplicable sentimiento de bienestar… movían sus labios dulcemente, Jorge dejo resposar su cuerpo sobre el de ella, sus manos esta vez en lugar de dirigirse a su cuerpo se dedicaron a acariar su rostro, su cabello y de una forma demasiado delicada, las manos de ella permenecian enrolladas ligeramente en la espalda baja de Jorge, convirtiendo el beso al mismo tiempo en un abrazo demasiado tierno, Jorge se separo un poco de ella y la miro, pero esta vez, en lugar de ponerse a gritar y a insultarse mutuamente y buscar un culpable para el beso, únicamente se sonrieron y el volvió a unir sus labios, disfrutando de esa dulzura con la que se movían juntos y esa perfeccion con la que encajaban, luego se separo de ella nuevamente pero esta vez para besar dulcemente sus parpados, su nariz, su frente y por ultimo volver a atrapar sus labios con los suyos… ese beso los estaba volviendo locos a ambos.
-chicos llevare a chris a…oh dios…- dijo la nana parándose repentinamente en la puerta que estaba abierta para observar la escena, que a sus ojos era la escena mas romantica que habia visto en su vida
¿El orgullo, o el amor? - Capitulo 3
{Capítulo 03}:
- ¿Cómo te atreves a entrar sin tocar? – le preguntó furiosa Martina mientras con su blusa tapaba su brassier sin ponérsela aún dejando a la vista su ombligo, él sonrió y se le acercó, ella retrocedía a medida que él avanzaba hacia ella, aún no se colocaba su blusa solo se tapaba con ella, si se la colocaba corría el riesgo de tener que destaparse y Jorge la vería y más cerca ya que el avanzaba y ella chocó con la pared quedando entre la pared y su cuerpo, ella se fijo en sus labios entreabiertos que dejaban salir un aroma mentolado, él se acerco a sus labios, mientras ella veía como se acercaba peligrosamente.
- ¿Qué haces? – le pregunto ella intimidada, él se dio cuenta del efecto que causaba en ella y rió un poco.
- Lo que he deseado desde que te vi – ella había caído en su trance, mirando sus ojos verdes brillantes por la luz tenue que había en la bodega bajando a sus labios carnosos y provocativos tentándola a besarlos hasta desgastarlos y quedara el sabor de ellos en su boca, él ladeo un poco la cabeza advirtiéndole que la besaría ella no puso excusas y se acercó a ella a besarla, tomo sus labios entres los suyos, él sintió que algo se despertaba en su estómago y por primera vez, en mucho tiempo, sintió que debía besarla lento y despacio disfrutando de cada roce que hacían sus labios al hacer un movimiento, su dulce sabor quedó en los labios de él al separarse de ella por la falta de aire, ella bajo la cabeza avergonzada, nunca un hombre la había besado en contra de su voluntad sin que se ganara una bofetada muy bien puesta, pero ahora no tenía razón para abofetearlo, ella le había seguido el juego fácilmente sin repulsión ¿Con qué cara lo miraría ahora? Había dejado que la besara sin ser nada y aún peor sin conocerse. Él tenía intenciones de volver a besarla, deseoso de probar sus labios nuevamente se acercó otra vez a ella pero ella lo rechazó.
- Tengo que irme – dijo alejándose bruscamente de él – Allí está la ropa que pediste – dijo ella sin mirarlo caminando a la puerta y cerrándola en seco, sintiéndose culpable, fue a la tienda y se encontró a Caitlin hablando por teléfono angustiada.
- ¿No nos puede dar plazo hasta el mes que viene? Es que apenas la línea sale la semana que viene y ahora no tenesmo ingreso – le pregunto Caitlin a la persona por teléfono, ella recibió la respuesta y suspiró resignada, miro a Martina y le hizo un seña pasando su dedo índice por el cuello en señal de ‘estamos muertas’ Caitlin asintió hablando por teléfono y al final colgó resoplando.
- ¿Qué pasa? – preguntó Martina viendo a Caitlin preocupada, cohibida aún reclamándose a sí misma por lo que acababa de pasar y que por alguna razón – que no estaba muy interesada en saber – no salía de su mente.
-Martina el Sr. Wesley quiere que le paguemos la renta del local y como sabrás perfectamente la línea sale la semana que viene y en la caja no hay un solo dólar.
- ¿Qué? Pero si apenas hace dos semanas le pagamos la renta – pregunto preocupada ¿Otra carga?
- Sí, pero se irá de viaje y necesita el dinero y como estamos a mitad de mes, quiere que le paguemos y vendrá esta tarde por una respuesta.
- No puede ser.... - Martina resopló intentando calmarse pero nada funcionaba, las cuentas se le acumulaban y el estrés formaba parte de su rutina diaria.
- ¿Qué pasa? – pregunto Jorge llegando a su lado quien la miraba fijamente haciéndola incomodar más de lo que ya estaba con lo que sucedido.
- ¿Qué te importa? Ya tienes la ropa, ya te puedes largar de aquí – él se enfureció ¿Quién se creía ella para ordenarle algo? Era una tienda y por lo tanto era un cliente, no podía tratarlo así – Necesito tomar aire fresco, ya vuelvo – dijo Martina al borde de las lágrimas sabiéndolas ocultar muy bien y salió dejando un silencio sepulcral.
Caminando por las calles ahora llenas de tráfico, con sus manos en los bolsillos a causa del frío escalofriante que azotaba Nueva York, algunas lágrimas resbalaron por sus mejilla llenas de frustración y rabia. ¿Nada le podía salir bien? ¿Por qué todo lo que tocaba fracasaba en ello? Pasados los treinta minutos caminando sin rumbo volvió a la tienda, entrando vio al dueño de la tienda, frunció el seño al verlo, su paz y tranquilidad se habían esfumado reemplazado otra vez por estrés, se extraño al ver que Justin le entregaba un cheque al dueño de la tienda, miro a Caitlin confundida esperando que ésta le respondiera pero el señor hablo.
- Bueno Martina, fue un gusto tenerte como mi empleada y me retiro tengo cosas que hacer, adiós - Martina aún estaba confundida mirando a Caitlin esperando una explicación, porque en verdad la merecía.
- Martina verás…. – comenzó Caitlin sin mirarla a los ojos – Pues… - y de nuevo se quedó callada.
- ¿Qué pasa Caitlin? – la miró a ella, suficiente con aguantar la presencia del patán de Jorge como parar tener que ver a cada momento su sonrisa ególatra.
- Yo se lo diré, Caitlin – habló Jorge acercándose a ella, nada bueno le parecía eso – Le compré al señor esta tienda por lo tanto el nuevo dueño soy yo – sonrió ¿Cómo podía estar tranquilo cuando apenas ella lo escuchó hablar quería asesinarlo? Pero…. ¿Qué? ¿El nuevo dueño? Ahora sí sintió que el mundo se le venía encima, ella miro a Caitlin descuartizándola con la mirada, la había defraudado dejando que él comprara esa tienda que con tanto esfuerzo ellas consiguieron solas, sin su ayuda, para que venga el primero aparecido y la compre, así de irreal era – Cariño di algo ¿Por qué te quedas callada? – pregunto con su tono sarcástico y su sonrisa de comercial que si seguía en esa actitud pedante le haría desaparecer diente por diente.
- No puede ser – susurró aún sin poder creerlo, luego de meditarlo le pareció aún pero la idea – Eso quiere decir que… - la interrumpió.
- Eso quiere decir que como dueño oficial de esta tienda ahora yo seré tu jefe y tú mi empleada ¿Qué te parece? – ¿Qué le va a parecer? ¡Pésima la idea! ¡Espantosa, la peor del mundo!
- ¡Cómo te atreves a comprar esta tienda! – le gritó furiosa dejando salir la rabia y la impresión juntas, lo odiaba de verdad lo odiaba con todas sus fuerzas.
- ¡Ah, ah! – Chitó él paseándose por toda la tienda – No me grites – aludió con serenidad
- ¿No? A ver dime ¿Por qué no puedo gritarte? – él se acercó a ella lo suficiente como para intimidarla, de nuevo, en gran manera.
- No querrás ser despedida – susurró en su oído con tranquilidad y sonriéndole como si nada malo pasara ¡Cretino infeliz! El destino la odiaba infinitamente. De verdad este sería un difícil trabajo.
- ¿Cómo te atreves a entrar sin tocar? – le preguntó furiosa Martina mientras con su blusa tapaba su brassier sin ponérsela aún dejando a la vista su ombligo, él sonrió y se le acercó, ella retrocedía a medida que él avanzaba hacia ella, aún no se colocaba su blusa solo se tapaba con ella, si se la colocaba corría el riesgo de tener que destaparse y Jorge la vería y más cerca ya que el avanzaba y ella chocó con la pared quedando entre la pared y su cuerpo, ella se fijo en sus labios entreabiertos que dejaban salir un aroma mentolado, él se acerco a sus labios, mientras ella veía como se acercaba peligrosamente.
- ¿Qué haces? – le pregunto ella intimidada, él se dio cuenta del efecto que causaba en ella y rió un poco.
- Lo que he deseado desde que te vi – ella había caído en su trance, mirando sus ojos verdes brillantes por la luz tenue que había en la bodega bajando a sus labios carnosos y provocativos tentándola a besarlos hasta desgastarlos y quedara el sabor de ellos en su boca, él ladeo un poco la cabeza advirtiéndole que la besaría ella no puso excusas y se acercó a ella a besarla, tomo sus labios entres los suyos, él sintió que algo se despertaba en su estómago y por primera vez, en mucho tiempo, sintió que debía besarla lento y despacio disfrutando de cada roce que hacían sus labios al hacer un movimiento, su dulce sabor quedó en los labios de él al separarse de ella por la falta de aire, ella bajo la cabeza avergonzada, nunca un hombre la había besado en contra de su voluntad sin que se ganara una bofetada muy bien puesta, pero ahora no tenía razón para abofetearlo, ella le había seguido el juego fácilmente sin repulsión ¿Con qué cara lo miraría ahora? Había dejado que la besara sin ser nada y aún peor sin conocerse. Él tenía intenciones de volver a besarla, deseoso de probar sus labios nuevamente se acercó otra vez a ella pero ella lo rechazó.
- Tengo que irme – dijo alejándose bruscamente de él – Allí está la ropa que pediste – dijo ella sin mirarlo caminando a la puerta y cerrándola en seco, sintiéndose culpable, fue a la tienda y se encontró a Caitlin hablando por teléfono angustiada.
- ¿No nos puede dar plazo hasta el mes que viene? Es que apenas la línea sale la semana que viene y ahora no tenesmo ingreso – le pregunto Caitlin a la persona por teléfono, ella recibió la respuesta y suspiró resignada, miro a Martina y le hizo un seña pasando su dedo índice por el cuello en señal de ‘estamos muertas’ Caitlin asintió hablando por teléfono y al final colgó resoplando.
- ¿Qué pasa? – preguntó Martina viendo a Caitlin preocupada, cohibida aún reclamándose a sí misma por lo que acababa de pasar y que por alguna razón – que no estaba muy interesada en saber – no salía de su mente.
-Martina el Sr. Wesley quiere que le paguemos la renta del local y como sabrás perfectamente la línea sale la semana que viene y en la caja no hay un solo dólar.
- ¿Qué? Pero si apenas hace dos semanas le pagamos la renta – pregunto preocupada ¿Otra carga?
- Sí, pero se irá de viaje y necesita el dinero y como estamos a mitad de mes, quiere que le paguemos y vendrá esta tarde por una respuesta.
- No puede ser.... - Martina resopló intentando calmarse pero nada funcionaba, las cuentas se le acumulaban y el estrés formaba parte de su rutina diaria.
- ¿Qué pasa? – pregunto Jorge llegando a su lado quien la miraba fijamente haciéndola incomodar más de lo que ya estaba con lo que sucedido.
- ¿Qué te importa? Ya tienes la ropa, ya te puedes largar de aquí – él se enfureció ¿Quién se creía ella para ordenarle algo? Era una tienda y por lo tanto era un cliente, no podía tratarlo así – Necesito tomar aire fresco, ya vuelvo – dijo Martina al borde de las lágrimas sabiéndolas ocultar muy bien y salió dejando un silencio sepulcral.
Caminando por las calles ahora llenas de tráfico, con sus manos en los bolsillos a causa del frío escalofriante que azotaba Nueva York, algunas lágrimas resbalaron por sus mejilla llenas de frustración y rabia. ¿Nada le podía salir bien? ¿Por qué todo lo que tocaba fracasaba en ello? Pasados los treinta minutos caminando sin rumbo volvió a la tienda, entrando vio al dueño de la tienda, frunció el seño al verlo, su paz y tranquilidad se habían esfumado reemplazado otra vez por estrés, se extraño al ver que Justin le entregaba un cheque al dueño de la tienda, miro a Caitlin confundida esperando que ésta le respondiera pero el señor hablo.
- Bueno Martina, fue un gusto tenerte como mi empleada y me retiro tengo cosas que hacer, adiós - Martina aún estaba confundida mirando a Caitlin esperando una explicación, porque en verdad la merecía.
- Martina verás…. – comenzó Caitlin sin mirarla a los ojos – Pues… - y de nuevo se quedó callada.
- ¿Qué pasa Caitlin? – la miró a ella, suficiente con aguantar la presencia del patán de Jorge como parar tener que ver a cada momento su sonrisa ególatra.
- Yo se lo diré, Caitlin – habló Jorge acercándose a ella, nada bueno le parecía eso – Le compré al señor esta tienda por lo tanto el nuevo dueño soy yo – sonrió ¿Cómo podía estar tranquilo cuando apenas ella lo escuchó hablar quería asesinarlo? Pero…. ¿Qué? ¿El nuevo dueño? Ahora sí sintió que el mundo se le venía encima, ella miro a Caitlin descuartizándola con la mirada, la había defraudado dejando que él comprara esa tienda que con tanto esfuerzo ellas consiguieron solas, sin su ayuda, para que venga el primero aparecido y la compre, así de irreal era – Cariño di algo ¿Por qué te quedas callada? – pregunto con su tono sarcástico y su sonrisa de comercial que si seguía en esa actitud pedante le haría desaparecer diente por diente.
- No puede ser – susurró aún sin poder creerlo, luego de meditarlo le pareció aún pero la idea – Eso quiere decir que… - la interrumpió.
- Eso quiere decir que como dueño oficial de esta tienda ahora yo seré tu jefe y tú mi empleada ¿Qué te parece? – ¿Qué le va a parecer? ¡Pésima la idea! ¡Espantosa, la peor del mundo!
- ¡Cómo te atreves a comprar esta tienda! – le gritó furiosa dejando salir la rabia y la impresión juntas, lo odiaba de verdad lo odiaba con todas sus fuerzas.
- ¡Ah, ah! – Chitó él paseándose por toda la tienda – No me grites – aludió con serenidad
- ¿No? A ver dime ¿Por qué no puedo gritarte? – él se acercó a ella lo suficiente como para intimidarla, de nuevo, en gran manera.
- No querrás ser despedida – susurró en su oído con tranquilidad y sonriéndole como si nada malo pasara ¡Cretino infeliz! El destino la odiaba infinitamente. De verdad este sería un difícil trabajo.
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