Cap 2.
Para agilizar todo, ya que nos quedaban sólo media hora para despega a Inglaterra, comencé a gritar:
- Jorge! Jorge! Jorge!- Pero nadie respondía. El niño, imitó mi acción, pero no sirvió de nada.
Miré la hora, y faltaban cinco minutos para abordar.
- Ve a abordar, yo me quedo acá esperando a mi primo…- dijo mi acompañante, algo triste
-
No te preocupes. Me quedaré acá hasta que encontremos a tu primo.-le
dije- Por cierto, como te llamas?- Le pregunté, intrigada.
- Thomas, Thomas Blanco. Dijo extendiéndome la mano. Yo reí, y la tomé.
-
Y yo me llamo Martina Stoessel- Dije sacudiéndole la mano.- Retomando
lo anterior, vamos a buscar a tu desubicado primo.- Dije tomándole la
mano, mientras él reía.
A los diez minutos, comenzamos a escuchar
unos llamados. -Thomas! Thomas Horan, donde estás!?- Esa era una voz
irritada. Mire al niño, que estaba con cara de preocupación, y le
susurré: - Tranquilo, yo voy contigo y te ayudo a suavizar a la bestia.-
El rió aún más fuerte que la vez anterior. Caminamos hacia la molesta
voz, y nos encontramos con un chico de verde hermosamente enormes,
cabello brillante y castaño, estatura promedio. Tenía brazos
tonificados, y unas zapatillas violetas, de las cuales me enamoré.
Estaba perdida en otro mundo. Entonces, Thomas tira suavemente de mi
brazo, y con mirada pícara me dice; - Martina, muévete, no te quedes ahí
parada embobada.- Sacudí un poco la cabeza, le sonreí al niño y seguí
caminando de la mano con él.
- Thomas!- Gritó nuevamente, y se
abalanzó sobre el pequeño, abrazándolo.- No me asustes así, quedamos en
que nos encontraríamos aquí, cerca de los baños.- Replicó, estrujándolo
más.-
No es mi culpa-dijo Thomas.- Vos viniste cuarenta minutos tarde. El azulino se levantó y lo miró con cara rara.
- No tenía que venir abordar a Inglaterra a las dos y media?- Preguntó algo confundido.
-
No tonto, te dije a las dos menos diez. Se nota que no me prestas
atención cuando hablamos por teléfono- Le respondió, pero su mirada se
clavó en mí, sin prestar atención al niño, mientras me observaba, con
intriga, con confusión, y otro sentimiento más, que no comprendí.
-
Jorge! Jorge! Jorge Blanco Güereña, escúchame de una buena vez!- le
gritó el niño- Ahora ni en persona me escuchas!- dijo ofendido- El
castalo lo miró, y lo alzó en su hombro, haciéndole cosquillas
- Qué
dijiste, eh, enano?- le dijo mientras reían ambos. Thomas le rogó que lo
suelte, y el le obedeció. Luego de que ambos se tranquilizaran, me miró
el azulino y me dijo:
- Quién eres?
No hay comentarios:
Publicar un comentario