CAPÍTULO 9
Me
desperté por el sonido del despertador. Sonaba Lego House, de Ed
Sheeran. Me levanté pesadamente y miré la hora. Las 7.45. Corrí hacia la
cocina y tomé un paquete de Oreos y salí corriendo por la puerta, ya
que a las ocho en punto debía estar en la Universidad. Corrí frente al
majestuoso London Eye, y por Abbey Road, sin evitar emocionarme. Corrí
un poco más y llegué a la majestuosa Universidad,
de estilo Gótico, vaya a saber quién en qué año se construyó el
increíble edificio. Entré embobada, mirando hacia arriba, admirando las
increíbles obras maestras recreadas en la parte inferior de la admirable
cúpula que se levantaba sobre el techo, hasta que choqué con alguien.
-Disculpa,
no te vi.- dijo una voz masculina. Levanté la cabeza, y me encontré con
un chico con ojos oscuros, pelo color castaño oscuro mas o menos, y con
una sonrisa encantadora. Él levantó al cabeza, y comenzó a decir rápida
y nerviosamente
- D-is-dis-culpa, n-no t-te vi.
Vasaunaclasedeporaquí?- prácticamente escupió esas palabras de lo rápido
que habló. Yo me reí un poco, y le respondí
- Sí, ahora voy a…- dije mientras miraba el papel de mis horarios- psicología-respondí.
-
Ah, enserio? Yo también! Es por aquí, seguime- dio mientras comenzaba a
caminar hacia un pasillo, con paredes de piedra. Parecía Hogwarts.
Caminamos por el largo pasillo, y el chico misterioso me preguntó- Cómo te llamas?-
- Martina Stoessel - respondí.- Y vos?
- Pablo Espinosa. De donde eres? Tienes acento extranjero... como de Argentina, puede ser?- dijo aminorando el paso.
- Sí. De Buenos Aires, Argentina
- Es muy lindo Buenos Aires. Vi muchas fotos.
- Gracias.
Apenas terminamos la pequeña charla, llegamos a la puerta del salón. Pablo me abrió la puerta y me dejó pasar.
-Gracias- susurré.
Entré a la sala y me tambaleé al ver el tamaño de esta. Era enorme. Me dirigí al profesor y lo saludé, extendiéndole la mano.
–
Soy Martina Stoessel. Soy nueva en la Universidad.- dije sonriéndole.
El profesor debería tener aproximadamente entre 60 y 65 años. Era un
“viejito” encantador.
- Hola querida- dijo poniéndose los anteojos.-
ven, siéntate aquí.- dijo sentándome al lado de Pablo - es un gusto
conocerte.- dijo finalmente, sonriendo y alejándose a su escritorio.
-
Parece que le caíste bien- dijo en un susurro Pablo - Espero que
estudies mucho, así conservas el concep- Pero Pablo no pudo terminar la
oración, ya que el profesor gritó: - ¡¡Stoessel!! ¡¡Espinosa!!
Cállense!- dijo enojado.
- Perdiste el concepto- dijo Pablo riendo,
al igual que yo. La hora se paso pesadamente, al igual que la de
economía y la de sociología.
- Ya va a tocar la campana para el
almuerzo, tranquila.- dijo Pablo. Se notaría tanto mi nerviosismo?
Estuve tres horas sin comer nada. Nada de nada. Moría por comerme un
paquete de sabrosas Oreos… Entonces, el timbre tocó. Tomé mi bandolera y
un par de cuadernos que tenía fuera y me dirigí hacia la salida, con
Pablo al lado mío. Parecía un perrito.
- Vamos al comedor?- preguntó
Pablo - tengo que presentarte a unos amigos míos.- yo sólo asentí. En
realidad, lo único que me importaba era mis Oreos, un lugar tranquilo y
yo. Pero claro, no hay que ser desubicada. Llegamos al gran comedor, de
paredes blancas y con distintas mesas blancas también, y de plástico. Al
parecer, el punto débil de la Universidad era el comedor. No era una
maravilla. Pero lo bueno, era que había un hermoso patio al lado de
éste, y para mi sorpresa, nos dirigíamos a él. Pasamos por la puerta de
cristal transparente hacia un árbol, donde había un chico de pelo color
negro azabache, piel mas o menos blanca y con mirada perdida en el
horizonte.
- Lo ves?- preguntó Pablo, señalando a el chico-
-Sí.- le respondí.
- Bueno, él es Nico, uno de mis amigos.- dijo el castaño.
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