{Capítulo 02}:
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Vaya, no esperaba esta respuesta – aludió con sorpresa mientras sacaba
un pañuelo de su bolsillo trasero y se limpiaba los restos de té que
había en su rostro.
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Por supuesto que no ¿Pretendías que me lanzara a tus brazos con solo
decirme un par de palabras bonitas? No perdón, bonitas no, sexistas.
- Mis palabras no son sexistas y sí, esperaba que por lo menos me dieras una mínima señal de que te agradó mi cumplido.
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¿Qué más señal que la ducha de un te? ¿Deseas algo más? – pregunto con
ironía, deberían darle el diploma de doctorado en saber tratar patanes
de su tipo ya estaba acostumbrada a eso, así que para ella era un tipo
de ‘rutina’ todo el tiempo.
- ¿Sabes que al hacer esto te verás obligada a buscarme ropa, cierto? O mejor aún, regalarme uno de esos diseños que tú dibujas.
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En estos momentos pienso si el té que te acabo de lanzar tiene algún
tipo de droga, porque enserio estás mal, he pasado semanas tan solo con
un diseño ¿Y pretendes que te regale uno solo porque a ti se te da la
gana? Obviamente no lo haré.
- ¿Eso dices? Pues qué harás cuando tu ropa también este manchada.
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Pero mi ropa……– se iba justificar ella viendo detalladamente su ropa,
levanto la mirada y él estaba sonriendo perversamente mientras se
acercaba cada vez más, ahora entendía completamente su idea ¡Pretendía
mancharla! Y aún peor la ropa que tenía, era su conjunto favorito, unos
jeans grises desgastados y una blusa blanca con un hombro descubierto,
ella se iba alejar pasando por un lado pero él la tomo del brazo
haciéndola girar sobre sí misma y en un movimiento rápido la tomo de la
cintura apretando todo su cuerpo contra el de ella, ocasionando así que
toda su ropa se manchara de té y aún más su blusa que era blanca, ella
le golpeaba el pecho en un intento de alejarse pero solo hacía que sus
cuerpos rozaran y su ropa se manchara aún más mientras él solo la
abrazaba para que su plan de mancharla también, funcionara, ella giro la
vista a su derecha donde estaba la vitrina de exhibición y vio como
muchas personas los veían enternecidos a ambos, ella frunció el seño y
con todas su fuerzas quito las manos de él de su cintura y se alejó para
ir a la bodega de la tienda, donde se encontró a Caitlin ordenando unos
maniquíes y a Ryan tumbado en el sillón.
- ¡Dios mío! ¿Qué te
pasó? – aludió Caitlin sorprendida al ver toda su ropa manchada y su
rostro que echaba fuego por los ojos, a lo que Ryan rió de inmediato y
Martina lo asesinaba con la mirada, él dejo de reír y se ‘concentró’ de
nuevo en su teléfono escuchando atentamente su conversación.
- El
tonto de su amigo me mancho la ropa con té ¿Puedes creerlo? – Caitlin
negaba con la cabeza riendo – Y encima de todo quiere que le de unos de
mis diseños para que se lo ponga ¡Es un descarado! – ofuscada busco uno
de sus diseños que vestía los maniquíes que saldrían la próxima semana
pero por culpa de él tendría que usarla antes de que saliera la línea de
ropa.
- Martina, a ti te sobra diseños de ropas para hombre ¿Por
qué te molesta tanto? – Era cierto, solo era un diseño pero no, ella
había trabajado durante seis meses en una colección de ropa para hombres
y mujeres para que venga un aprovechador – porque eso era – a exigirle
uno de sus diseños ¡Sólo porque le da la gana!
- ¿Qué? Al parecer
el mundo está de cabeza hoy, Caitlin ¿Quién fue la que se quemó las
pestañas todas las noches durante seis meses haciendo una colección
completa? Yo, por eso no le daré el vestuario de MÍ línea al primer
imbécil que se aparezca pidiéndola sin antes haber salido oficialmente.
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¿Entonces si se la darás? – pregunto Caitlin luego de unos segundos de
escucharla, Martina resopló asintiendo, Caitlin salió junto a Ryan,
mientras Martina le quitaba la ropa a un maniquí y la colocaba en el
espaldar de un sillón, se sacó el pantalón manchado y lo dobló y se
colocó el azul que estaba tendido en el sillón, se sacó la blusa también
manchada quedando en brassier y también lo dobló, estaba a punto de
colocarse la blusa pero el sonido de una puerta la asustó volteando
rápidamente hacia ésta, vio al mismo hombre dueño de su desgracia ese
día, Jorge estaba viéndola fijamente recorriendo con su mirada cada
parte del cuerpo de ella sin discreción alguna ‘Además de descarado y
aprovechador también era un cretino’ pensó ella al ver como la miraba
sin disimulo, una razón más para saber, perfectamente, que él no era de
su tipo.
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