''El amor'' - 17 Años
—Me pregunto qué haremos mañana —me dijo Jorge mientras me abrazaba y me hacía cosquillas en la espalda.
—
¿Qué sucede mañana? —le pregunté. No podía ser un “mes aniversario”
porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la
hermana de Nicolas para organizar la boda hasta dentro de una semana,
así que estaba completamente perdida.
— ¿En serio, Martina? —me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.
—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial —le dije.
—Es San Valentín —me explicó.
Por
supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados.
Jorge sabía cómo me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía
besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Facu
de los chicos y sus regalos.
—Bueno, ¿y qué con eso? — Jorge me soltó y me miró con seriedad.
—Lo
sabía, todo es una farsa, tú no me quieres —dijo en un hilo de voz. Ya
conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me
sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me
hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le
habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya
estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me
decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía
para controlarme, sentía que su corazón se partía en dos y todo por mi
culpa.
—Lo siento, ojos verdes… —me disculpé, pero él no cambió
la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con
rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé—. ¿Qué quieres hacer
mañana?
—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela —asentí y
le dije que podríamos invitar a Mechi con Pablo, para hacer que de una
vez esos dos tuvieran una cita.
—No, quiero tenerte sólo para mí —me dijo con terquedad.
Era
absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar
después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y
dormíamos en la misma cama.
—Pero, Jorge … —comencé a protestar, pero
él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la
espalda y marcharme de nuestro cuarto.
—Hazlo por mí —susurró.
Y ese fue el punto final de nuestra discusión.
No
me quedó de otra que aceptar la cita, Jorge sabía cómo hacerme ceder a
sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me
obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo
que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia,
se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición
para hacerme caer bajo sus pies.
Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas.
¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera?
Tenía
claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno
en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta
insistencia que tenía de hacerlo feliz.
Recordé las palabras de Cecilia, ¿de verdad me estaría enamorando de Jorge sin darme cuenta?
Lo
miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta
pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me
estaba dejando dominar por Jorge y que yo no me quejaba.
— ¿Me ayudas con la tarea de filosofía? —le pedí después de discutir lo de la cita.
Estábamos
en “nuestro cuarto”, ya era de noche pero seguíamos despiertos cuando
recordé que tenía tarea. Filosofía no se me daba bien como ninguna de
las otras asignaturas, la verdad es que no hallaba el día en que al fin
dejara de ir a la escuela. Con esto del matrimonio ya no podría hacer
todas las cosas que había planeado, pero al menos tendría a Jorge para
hacerme compañía.
Recientemente la idea de nuestra “relación” ya
no se me hacía tan mala: Jorge me amaba, yo lo quería, el me cuidaba y
yo buscaba su felicidad. Aún no éramos la pareja de enamorados –no por
mi parte-, pero era mucho mejor que estar sola. Tenía la seguridad de
que Jorge estaría ahí para mí ante cualquier problema o dificultad que
se presentara.
Empezaba a apreciar su cariño.
— ¿Es para mañana? —me preguntó y yo le resté importancia. Él negó con la cabeza con reproche y se sentó en la cama.
Busqué mi libro y mi cuaderno de Filosofía y me tiré en la cama. Jorge abrió el cuaderno y lo hojeó hasta dar con los apuntes.
—Dice
que tienes que hacer la actividad 12 de la página 118 —agarré el libro y
pasé las hojas hasta dar con la actividad. Maldije para mis adentros,
era sobre sexualidad.
No era el tema más indicado con mi prometido al lado y en una cama sin la mirada de nuestros padres encima.
—
¿Cuál es? —me quito el libro de las manos y leyó las preguntas. Una
sonrisa pervertida se formó en su rostro y lo golpeé en el hombro para
que apartara la idea de su cabeza en el mismo instante en que se le
ocurrió.
—No, Jorge —le advertí. Él se rio con ganas y se lanzó encima de mí para hacerme más cosquillas.
—Yo no pensé nada, tú eres la mal pensada.
—Sí, como no —le dije apartándolo.
Nos pusimos serios cuando comenzamos con las preguntas, pero después de cinco minutos no podíamos dejar de reírnos.
—Lee
esta… —le dije. Él acercó el libro hasta su rostro y se lo estampé de
un golpe. Me levanté y corrí hasta encerrarme en el baño, le había dado
en la nariz y no se veía muy contento.
—Sal de ahí a recibir tu castigo, Tinker —me advirtió desde el otro lado de la puerta.
—No me digas así, sólo Nicolas me puede decir de esa forma.
—Te digo como quiera. ¡Ahora sale o no te ayudaré a terminar tu tarea!
Abrí
la puerta resignada, no me causó gracia su última amenaza. A penas giré
el pomo, Jorge se lanzó sobre mí y ambos caímos al suelo del baño.
—Sal de encima, me aplastas
—No,
porque me golpeaste en la nariz —después de un rato de forcejeo, Jorge
me liberó. Volvimos a la cama para continuar con la tarea, pero se me
hacía difícil concentrarme, el tema provocaba que mi cabeza imaginara
cosas que no debía, como yo, Jorge y una cama al igual que ahora, pero
en otras posiciones.
—Tini, ¿me escuchaste? —giré la cabeza para
mirar a Jorge con una interrogante en el rostro. No lo había oído por
estar pensando en… cosas.
Se me revolvió el estómago cuando miré sus
labios, un ardor que nunca antes había sentido recorrió mis venas y era
desesperante, me quemaba y no sabía cómo apagarlo.
— ¿Qué cosa?
— ¿Cómo reacciona el sistema nervioso?
¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué de pronto Jorge me resultaba tan… atractivo?
—Mal —le respondí, y porque era verdad. Mi sistema nervioso me estaba matando por acercarme a Jorge.
—Ni
siquiera lo estás intentando, lee este párrafo —señaló una sección
marcada con lápiz y leí lo que me dijo, pero no lo entendí, ya que la
respiración de Jorge en mi nuca me ponía nerviosa.
—No entiendo
—dije finalmente. Se notaba que estaba frustrado, Jorge nunca tuvo
paciencia para explicarme los contenidos por más que me amara.
E
incluso así se veía bien. Una sensación nueva se albergó en mi cuerpo,
me impulsaba a tocar a Jorge, a pasar mis dedos por su cabello, a besar
sus labios, su cuello.
“Detente, Martina” Me dije, esto era anormal en mí.
¿Por qué tenía que comenzar a sentir cosas por Jorge justo en este momento?
—Todas
las reacciones del cuerpo son biológicas y psicológicas, el cerebro
percibe las sensaciones y las manda al sistema nervioso para que las
provoque en el cuerpo —me explicó.
Maldito sistema nervioso que le gustaba Jorge, si no fuera por su culpa no tendría la necesidad de tirarme sobre él.
Esto
era incómodo, si hubiese sabido que hablar sobre sexualidad con Jorge
habría despertado ciertas cosas en mí, habría dejado la tarea sin hacer y
aceptado el regaño del profesor al día siguiente.
Cuando no
resistí ni un segundo más, como pude me acerqué hasta Jorge y me senté
sobre él. Abrió muchísimo los ojos y miró a todos lados como buscando
una cámara para ver si era una broma.
—Tini, ¿qué estás haciendo? —me preguntó atemorizado.
—Poniendo a prueba mi sistema nervioso —le dije con rapidez para poder besarlo lo antes posible.
Fue
tan distinto a las otras veces. Nunca pasábamos de unos simples besos y
ya, pero en ese momento eso no me basto. Me removí sobre él para que
reaccionara, se había quedado inmóvil y eso no me gustaba.
Intentó
decirme algo, pero lo mordí para que no interrumpiera el beso. Cuando me
di cuenta que eso no apagaría el calor que se extendía con velocidad
por mis extremidades, no supe que hacer. Quería que esa sensación se
esfumara, pero no sabía cómo hacerlo. No se me ocurría nada y tampoco me
quería despegar de Jorge.
Y de repente, como si leyera mis
pensamientos, Jorge me sujetó del cabello y apartó mis labios de su boca
para besar mi cuello. Eso se sintió demasiado bien, creí que mi
estómago explotaría.
Mis manos dejaron de obedecerme y
acariciaron los hombros de Jorge, él se impulsó sobre mí y cuando me di
cuenta de lo que se proponía, ya me encontraba debajo de él.
Verlo
así no ayudó a mi estúpido sistema nervioso, y mis manos, como si
estuvieran poseídas, le arrancaron la camiseta que traía puesta.
Por un momento pensé que me daría algo al corazón.
Lo aparté de mi cuello y lo volví a besar en los labios. Lo necesitaba.
De
pronto, las manos de Jorge comenzaron a subir mi camiseta. Ni siquiera
sentía frío, la habitación parecía un horno encendido. Me estremecí
cuando me hizo cosquillas, mi cerebro dejó de funcionar y dio paso a que
saliera cualquier palabra de mi boca.
— Jorge, hazlo —quise
golpearme cuando recuperé por un segundo el sentido común. No podíamos
hacerlo, se supone que yo no quería acostarme con él.
Pero cuando
sujetó con fuerza mi mano y la bajó hasta sus pantalones, las dudas se
disiparon. Si no lo hacíamos no soportaría el calor que sentía.
—
¿Estás segura? —me susurró contra mi oído. Su voz sonaba extasiada y
ronca, conseguí besarlo otra vez mientras asentía con la cabeza.
Se alejó de mí y se puso de pie para buscar algo en el velador. ¿Qué hacía? Yo lo quería ¡ahora!
Entonces, sacó un envoltorio y comprendí.
Por Dios, iba en serio. De verdad lo haríamos, si no me arrepentía de inmediato después no podríamos detenernos.
Me
entregó con delicadeza el envoltorio y volvió a ponerse sobre mí, esta
vez me quitó la camiseta y me contempló de arriba a abajo, unos segundos
antes de pegar su boca en mi oído y decirme con voz suave y lenta:
—Cuando yo te diga, ¿de acuerdo? —asentí inconscientemente. ¿Cómo se ponía un condón?
Dejé de pensar y de respirar cuando Jorge se quitó los pantalones… No estaba preparada para esto, no lo lograría.
—
Jorge, creo que ya no… —sin embargo, a pesar de que de pronto me dio
miedo continuar con esto, me mordí el labio para callarme porque Jorge
se había quitado la ropa interior y ahora estaba totalmente desnudo
sobre mí.
El fuego ardió con más ganas.
No protesté cuando él
me dejó en ropa interior, besó mi cuello mientras yo le rasguñaba la
espalda y reprimía los gemidos que de seguro despertarían a todos en la
casa.
—Ahora, Tini—me dijo. Abrí como pude el envoltorio y cuando bajé la mano hasta tocar su ingle…
Todo se oscureció. Literalmente.
— ¡SE CORTÓ LA LUZ! —gritó Holly.
Escuchamos
pasos en el pasillo y recordé que la puerta estaba sin seguro. Aunque
no se veía nada, lo más seguro es que Cecilia o mis padres vinieran con
una linterna. Y si nos encontraban desnudos a punto de tener sexo, me
encerrarían en el sótano y castrarían a Jorge sin importarles que
estuviéramos comprometidos.
— Jorge, la puerta —murmuré. Sentí un peso menos cuando se levantó y corrió para ponerle seguro a la puerta.
Busqué
a tientas mi ropa y me la puse como pude. No sabía si Jorge también se
estaba vistiendo, pero cuando me abrazó por la espalda, el contacto con
su piel me provocó una descarga eléctrica.
— ¿Y qué dice tu sistema nervioso? —inquirió acercando mi espalda a su abdomen.
Fue como un golpe, como si una enorme bola de nieve cayera sobre mí y congelara mi mente.
¿Qué decía mi sistema nervioso? Que estaba en serios problemas.
Me
aparté de él, gracias a Dios se había cortado la luz, una porque de no
ser así en este momento estaríamos en la cama, y segundo porque no podía
verlo a la cara.
Sentí vergüenza. Me había dejado dominar por una
necesidad estúpida. ¿Cómo se suponía que dormiría con Jorge si estuve a
punto de hacerlo con él hace menos de cinco minutos?
— ¡Chicos, ¿están bien?! —gritó Cecilia desde el otro lado.
—Sí, no te preocupes —le contestó Jorge.
Cecilia… Jorge le hablaba como si nada.
Estaba tan arrepentida, no podía dejar que esto sucediera. No, no, no.
—¡Les dejaré una linterna frente a la puerta! —nos dijo Cecilia.
Antes
de que Jorge abriera la puerta, corrí hasta el baño y con fuerza di un
portazo. A los segundos tocaron la puerta, pero no quería abrir.
¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué sentí “eso” cuando besé a Jorge? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué había cambiado en nosotros?
O tal vez la pregunta más lógica sería ¿Qué había cambiado en mí?
—Martina, debemos hablar sobre esto —dijo tratando de abrir la puerta.
Ignoré
su voz y me quedé sentada en el suelo recordando lo que estuvimos a
punto de hacer. Una parte de mí quería salir de aquí y tirarme a sus
brazos para continuar lo que nos interrumpieron, pero otra parte me
exigía esconderme y avergonzarme.
Un halo de luz entró por la
puerta, era la linterna. Jorge había abierto con las llaves que tenía en
su velador. Me alumbró al rostro y tuve que cerrar los ojos porque la
luz molestaba, se sentó junto a mí pero yo me aparté lo más que pude.
Apagó la linterna y nos quedamos a oscuras nuevamente, la tensión se podía sentir en el aire.
—Tini,
¿qué dice tu sistema nervioso? —preguntó otra vez. Miré hacia otro
lado, era tonto porque él no me podía ver, pero de todas formas lo hice
porque sabía que Jorge me estaba mirando a través de la oscuridad.
— ¿Qué dice? —insistió.
—Que
te quiero… y que también me gustas como una estúpida—contesté después
de una pausa insufrible. Escuché como suspiró, pero eso no me calmó.
Le había confesado que su plan estaba funcionando ¿y ahora qué?
Volvió
a encender la linterna y vi una gran sonrisa que estremeció a mi
cuerpo. No podía dejar de mirarlo así, era demasiado hermoso.
—Es
un avance —comentó, quise protestar, pero él agregó algo más—: Te
estaría mintiendo si te dijera que no disfruté lo que estuvimos a punto
de hacer… debo confesar que me habría encantado terminarlo —mi
respiración se aceleró. Ya no sentía esa necesidad de tocarlo, mas unas
ganas de abrazarlo se estaban apoderando de mí—. Pero eso no es lo que
quieres…Creo que fue más repentino que un deseo, lo sé porque te
conozco.
Lo abracé sin importarme lo incómodos que estábamos en
el suelo del baño, Jorge me rodeó con sus brazos y yo escondí mi rostro
contra su cuello. Sus mechones castaños me recordaron un algo que me
hacía imposible odiarlo cuando se ponía tierno.
—Si lo vamos a
hacer, no quiero que sea así, de repente. Quiero que lo hagamos con
amor, que lo hagas porque me amas y no porque las hormonas te
traicionaron.
Reí ante su comentario, era verdad.
¿Qué tanto me conocía Jorge para decirme las palabras exactas que hacían que dejara de sentir culpa y vergüenza?
—Te quiero mucho, mucho Jorge —le dije contra su oído.
—Y yo te amo —me respondió.
Por
primera vez, sentí que mi pecho se comprimía de dolor. No poder
contestarle de la misma manera en que él lo hacía era peor que el calor
que sentí cuando miré sus labios con otros ojos. Porque sabía que eso se
podía apagar con besos y caricias, pero la culpa de no poder decirle
que lo amaba no.
No se iría hasta que de verdad lo sintiera.
BIENVENIDOS AL FANS CLUB DE TINI STOESSEL ! aca encontraras fotos , datos , novelas... TODO ! solo verdaderas tinistas ! Tini Stoessel nos espero el 2 de mayo a las 14:00 en : El Monumento a los Españoles (Bs.As) TE ESPERAMOS !! Twitter: FansClubDe_Tini
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martes, 27 de mayo de 2014
¿Quien Te Crees? - Capitulo - 15
Capítulo 15
Me dí un gran banquete táctil, mientras enjabonaba su cuerpo. Pero no iba a ir más allá de caricias. Me costaba admitirlo, pero el paquete de Jorge me había dejado casi inmovil.
-¿Te duele?- preguntó él mientras salíamos de la ducha y me envolvía con una toalla.
-No- mentí descaradamente.
-Lo siento, te lo advertí -dijo apenado pero a la vez riendo.
Se acercó y me estampó un beso sobre los labios.
"¿Qué sucederá ahora?" era la incógnita que más retumbaba sobre mi conciencia.
No quería pensar, no quería preocuparme, no quería nada más que disfrutar el momento.
Estaba exhausta y apenas salí del baño, corrí hacia la cama, aun envuelta en la toalla.
{Narra Jorge}
¿Cómo explicarlo? Martina me había dado la mejor noche de mi vida. Esa hermosa chica, con personalidad fuerte y afilada, con piernas de infarto, y ojos hipnóticos estaba sobre mi cama. Mi gran ego estaba saciado "la haz dejado agotada". Sonreí al verla dormirse. Qué bonita era. Me acerqué lentamente aun enfundado en la toalla, y me recosté a su lado.
-Tini- susurré mientras tocaba su hombro- déjame que te quite esto- le quité la toalla y la arrojé al piso junto a la mía. Luego hice lo que siempre quise hacer con una chica. Acurrucarme. Sonaría algo estúpido viniendo de un casanova como yo, pero en mi interior albergaba algunos deseos lejanos al ámbito sexual. Algún día me gustaría salir con mi chica a pasear, luego de muchos años juntos, casarnos y formar una familia. Típico. Y aunque mis amigos creían que yo siempre sería el soltero galán que liga con todas, yo sabía que algún día mi destino cambiaría. Pero... ¿Martina... sería la chica indicada? No podía negar que sentía algo por ella, pero me asustaba alejarme de mi vida de mujeriego, para dedicarme a una sola mujer. Quería descubrir si además de aparentarlo, ella lo valía. No quería decepcionarme, no quería corazones rotos ni desesperanzas. No involucraría sentimientos hasta que me diera cuenta que ella era la mujer con la que me gustaría estar. Por ahora sólo disfrutaba del momento.
La abracé por la cintura, y nos cubrí con las sábanas. Ella se pegó al instante contra mí, y apretó mi mano con la suya sobre su vientre. Olía exquisito.
El sueño fue apoderándose de mí, hasta que quedé completamente dormido.
Me dí un gran banquete táctil, mientras enjabonaba su cuerpo. Pero no iba a ir más allá de caricias. Me costaba admitirlo, pero el paquete de Jorge me había dejado casi inmovil.
-¿Te duele?- preguntó él mientras salíamos de la ducha y me envolvía con una toalla.
-No- mentí descaradamente.
-Lo siento, te lo advertí -dijo apenado pero a la vez riendo.
Se acercó y me estampó un beso sobre los labios.
"¿Qué sucederá ahora?" era la incógnita que más retumbaba sobre mi conciencia.
No quería pensar, no quería preocuparme, no quería nada más que disfrutar el momento.
Estaba exhausta y apenas salí del baño, corrí hacia la cama, aun envuelta en la toalla.
{Narra Jorge}
¿Cómo explicarlo? Martina me había dado la mejor noche de mi vida. Esa hermosa chica, con personalidad fuerte y afilada, con piernas de infarto, y ojos hipnóticos estaba sobre mi cama. Mi gran ego estaba saciado "la haz dejado agotada". Sonreí al verla dormirse. Qué bonita era. Me acerqué lentamente aun enfundado en la toalla, y me recosté a su lado.
-Tini- susurré mientras tocaba su hombro- déjame que te quite esto- le quité la toalla y la arrojé al piso junto a la mía. Luego hice lo que siempre quise hacer con una chica. Acurrucarme. Sonaría algo estúpido viniendo de un casanova como yo, pero en mi interior albergaba algunos deseos lejanos al ámbito sexual. Algún día me gustaría salir con mi chica a pasear, luego de muchos años juntos, casarnos y formar una familia. Típico. Y aunque mis amigos creían que yo siempre sería el soltero galán que liga con todas, yo sabía que algún día mi destino cambiaría. Pero... ¿Martina... sería la chica indicada? No podía negar que sentía algo por ella, pero me asustaba alejarme de mi vida de mujeriego, para dedicarme a una sola mujer. Quería descubrir si además de aparentarlo, ella lo valía. No quería decepcionarme, no quería corazones rotos ni desesperanzas. No involucraría sentimientos hasta que me diera cuenta que ella era la mujer con la que me gustaría estar. Por ahora sólo disfrutaba del momento.
La abracé por la cintura, y nos cubrí con las sábanas. Ella se pegó al instante contra mí, y apretó mi mano con la suya sobre su vientre. Olía exquisito.
El sueño fue apoderándose de mí, hasta que quedé completamente dormido.
Through Truth Capitulo - 14
Ambos
se levantaron de la mesa, sus amigos ni siquiera se dieron cuenta de
que ellos se iban a ir porque estaban muy ocupados en su tiempo de
parejita… mientras caminaban hacia la salida de la cafetería, los
siguieron todos con la mirada, pensando en lo extraño que era verlos
abandonar la cafetería juntos y sin discutir.
-que?- pregunto ella cuando estuvieron en los pasillos y el la miro
- puedes ir hoy a mi casa? Saliendo de aquí…- pregunto el y ella iba a decir inmediatamente que no pero quizo razonar antes de hablar
-para que?- pregunto con curiosidad
-mi hermano me pidió que te lo dijera… quiere jugar contigo.- decidió no mencionar el hecho de que su papa quería conocerla…- y la nana quiere verte
-ah bien! Si… supongo que puedo…- respondió ella, quería demasiado al pequeño Chris y a la nana.
-gracias.- dijo el sonriéndole
-no lo hago por ti idiota.- dijo ella haciendo que el rodara los ojos
-ya lo se niñita mimada…- respondió el imitando la voz de la chica
-si mi voz fuera asi me suicidaría…- dijo ella y el se rio
- tu voz es peor que eso… es el sonido mas fastidioso del mundo, después de tu risa claro.- dijo el pero era una gran GRAN mentira…
- JAJAAJAJ! Gracias por decirlo! Me voy a reir todo el dia para fastidiarte…- dijo ella comenzando a reir y Jorge suspiro frustrado
-siempre te ries… que diferencia hay?- dijo el
-cierto… siempre lo hago.- dijo riéndose, luego únicamente sonrio- a la salida te veo
Se fue de ahí, dejando a Jorge sonriendo, enserio ella era tan fastidiosa… y como le gustaba a el que fuera asi…
Cuando salieron de clases, Martina le aviso a Fran que se iria con Jorge y luego le llamo a su mama para avisarle y ella estaba encantada, lo cual extraño a Martina, sabia que Jorge le caia bien, pero a tal grado de ponerse feliz porque iria con el? Wow….
-escucha…. Hay algo que debes saber… mi… mi papa esta aquí… y quiere conocerte porque se dio cuenta de que Chris y la nana te adoran… entonces…. Solo…no te ofendas si no es muy amable… es un amargado y prepotente…- dijo Jorge cuando iban a llegar a su casa
-ahora se de donde sacaste tu carácter entonces- dijo ella y el desvio los ojos
-no empieces… y no me compares con el… no tengo nada que ver con el… solo te adviero que a el nunca le agrada nadie…- dijo jorge y ella asintió
Cuando entraron a casa de Jorge, Martina inmeditamente escucho el grito de Chris corriendo hacia ella y luego los brazos de la nana rodeándola.
-hola!!!- dijo Chris muy feliz
-hola pequeñin, hola nana!.- dijo sonriéndole a Maggie
-hola cariño, pasa.- dijo dejándola entrar. Jorge miro hacia la sala, ahí mirando la escena estaba su padre…
-buenas tardes señor.- saludo Martina de forma educada, ya habia sido advertida por Jorge que jamas le agradaba nadie a ese hombre…
-buenas tardes.- dijo el formalmente- soy George Malik.
- Martina Stoessel, un gusto- dijo ella sonriéndole y tomando su mano
-bueno… comamos.- dijo el señor y se sentaron todos en la mesa
-como estuvo su dia?- pregunto Maggie a Martina y a Jorge
-muy lindo! Gracias nana!- respondió Martina sonriéndole
-si, bien… gracias.- dijo Jorge tambien sonriendo. La nana acostumbraba comer con ellos… era parte de la familia.
-y dime Marrtina, cual es tu exacta relación con mi hijo?- pregunto el señor Blanco directamente y ella se aclaro la garganta sin saber que responder
- nosotros…. – comenzo ella y miro a Jorge, no sabia que decir y no le gustaba mentir
-no nos soportamos, siempre estamos discutiendo, peleando… pero mi hermano y la nana la aman y por si fuera poco estamos juntos en un proyecto de ciencias asi que tenemos que convivir de forma obligatoria- dijo Jorge con sinceridad y Martina quedo sorprendida por el desprecio en la voz de jorge… miro al señor, quien ahora tenia una sonrisa en el rostro
- interesante- dijo únicamente, dejando a Martina, Jorge y Chris confundidos, Maggie tambien sonrio, como si ambos supieran algo que ellos ignoraban
-que tiene de interesante?- dijo Jorge y George se imito a mirar a Maggie de forma complice y luego se rieron asi que Martina y Jorge lo dejaron pasar…
-y… en que trabaja usted señor Blanco?- pregunto Martina claramente cambiando de tema y el se volvió hacia ella ahora con una gran sonrisa
-soy médico…- dijo orgulloso
-wow… impresionante! Es mi sueño ser doctora.- dijo con sinceridad y George sonrio
-enserio? Es un muy buen trabajo, el mejor si me permites decirlo, porque no sabes la satisfacción tan grande que te deja salvar una vida… ayudar a las personas… todo eso es algo que no tiene precio.- dijo el señor y Martina parecia emocionada
- lo imagino… debe ser hermoso saber que puedes ayudar a tanta gente…- dijo ella y se sumio en una larga conversación con el padre de Jorge, estaba impresionado, su padre jamas platicaba con nadie, no era de muchas palabras, siempre estaba en su mundo… ni siquiera hablaba con el y con Chris que eran sus hijos…
-bueno, tengo que irme… ocupo ir a trabajar, me dio mucho gusto conocerte Martina, realmente eres muy agradable, espero que nos volvamos a ver por aquí…- dijo el señor y se despidió de ellos para partir a su trabajo.
Una vez que se fue, Jorge la miraba demasiado asombrado
-es muy amable…- dijo ella y Jorge negó con la cabeza, no podia creer que se llevaran bien… su padre era un hombre sin sentimientos…
- no lo conoces.- dijo el y Chris estuvo de acuerdo, pero Maggie negó con la cabeza aunque no dijo absolutamente nada y fue algo que solo noto Martina y no lo iba a mencionar.- bueno… tu venias con mi hermano, asi que los dejo.
-no Jorge! Juega con nosotros- rogo el pequeño Chris y jorge lo miro… nunca podia negarle nada a su hermano porque lo amaba demasiado pero no quería estar con la insoportable de Martina.
-esta bien peque.- acepto el y los 3 subieron a la habitacion de videojuegos.
- primero yo contra Martina!- dijo el pequeño muy emocionado, le entrego un control.
- chris… le ganaras inmediatamente… es una niña minada recuerdas? No creo que sepa jugar siquiera…- dijo el y ella lo miro divertida
-Zayn… tengo un hermano recuerdas? Llevo toda mi vida jugando videojuegos, y quieres saber algo?- le dijo ella a el y se acerco un poco y en el oído le susurro- siempre le gano.
-pff… si claro!- dijo el, aunque no dudaba ni un momento que ella ganara en todo lo que se proponía y jamas mentia. Si decía que ella siempre le ganaba a Fran era cierto… y el habia jugado contra Fran asi que sabia que era demasiado bueno…
Martina comenzo a jugar contra Chris, enserio que era muy buena, pero Jorge se daba cuenta de que en momentos, dejaba de esforzarse para darle ventaja a Chris, era obvio que lo estaba dejando ganar pero no decía nada y solo finjia mucha concentración, cuando el juego termino y Chris se dio cuenta de que le habia ganado se puso super feliz
-le gane!! Es la primera vez que gano!! Zayn siempre me gana rápidamente…- dijo el pequeño con tristeza y Martina miro a Jorge y lo reprendió con la mirada
- yo jugare contra el. Toma el control, engreído!- lo desafio y el sonrio burlonamente y tomo el control
-perderas niñita mimada.- dijo Jorge muy confiado y ella sonrio
-ya veremos…
-no juegues con el Martina... el siempre gana…- dijo Chris preocupado como si el videojuego fuera tan importante y Martina le sonrio tiernamente
-no pasa nada pequeñin.- dijo ella y comenzo a jugar con Jorge, el comenzo facilmmente, como siempre… pero se dio cuenta de que ella era realmente buena… comenzaron a jugar con mas intensidad ambos, después comenzaban a reirse porque iban prácticamente iguales, Chris estaba apoyando a Martina y ella reia, Jorge sonreía cada que la escuchaba reirse e iban iguales aun… pero de un mometo para otro Martina habia ganado.
-eres tramposa! Como hiciste eso? no! No y no!- dijo Jorge pero sin parar de reirse y ella sonrio
-Le ganaste!!! Le ganaste.. wow!! Entonces eso quiere decir que si yo te gane a ti y tu le ganaste a el, yo debo ser mejor que Jorge! jorge… te reto!- dijo el pequeño Chris muy emocionado y se sento frente al monitor listo con su control. Martina- se acerco a Jorge un poco
-si no lo dejas ganar, te mato.- le susurro ella en el oído para que Chris no escuchara nada y Jorge únicamente sonrio y se acerco a su hermano para comenzar a jugar. Y si lo dejo ganar… y el pequeño comenzo a correr por todos lados y a brincar y gritar y reir…estaba demasiado feliz por haberle ganado a su hermano
-le gane al tonto Jorge!!!! Le gane!!!! NANA!!! Que crees!!.- corrió escaleras abajo para ir a decirle a la nana que le habia ganado a su hermano y Martina comenzo a reir y luego se puso a acomodar todo lo que habian dejado desacomodado
-ahora me molestara dia y noche con que me gano…- dijo Jorge y ella lo miro divertida
-vale la pena con tal de verlo feliz no?- pregunto ella y el la miro fijamente a los ojos y sonrio.
-si, vale mucho la pena.- dijo acercándose a ella y tomandola de la cintura antes de que ella pudiera siquiera respirar, el la tomo en brazos y la recostó sobre el gran sillón, para después ponerse sobre ella sin aplastarla, con sus cuerpos apenas rozando y la miro fijamente
-que haces?- dijo ella con la respiración sumamente agitada
-no se…- respondió el con sinceridad sin dejar de sonreírle y acto seguido ella se levanto un poco y con sus manos atrajo a Jorge hasta sus labios, uniéndolos en un calido beso. Era la primera vez que ella iniciaba el beso… y no sabia porque lo habia hecho, solo sabia que cuando lo tuvo tan cerca y mirando sus ojos y su sonrisa, no pudo evitar sentir una oleada de calor invadirla, eso la habia llevado a besarlo sin pensar en nada mas… sin pensar en lo mucho que se aborrecían, en todo el desprecio que habia entre ellos… la verdad era que cuando se besaban, todo ese desprecio desaparecia, dejándolos únicamente con un inexplicable sentimiento de bienestar… movían sus labios dulcemente, Jorge dejo resposar su cuerpo sobre el de ella, sus manos esta vez en lugar de dirigirse a su cuerpo se dedicaron a acariar su rostro, su cabello y de una forma demasiado delicada, las manos de ella permenecian enrolladas ligeramente en la espalda baja de Jorge, convirtiendo el beso al mismo tiempo en un abrazo demasiado tierno, Jorge se separo un poco de ella y la miro, pero esta vez, en lugar de ponerse a gritar y a insultarse mutuamente y buscar un culpable para el beso, únicamente se sonrieron y el volvió a unir sus labios, disfrutando de esa dulzura con la que se movían juntos y esa perfeccion con la que encajaban, luego se separo de ella nuevamente pero esta vez para besar dulcemente sus parpados, su nariz, su frente y por ultimo volver a atrapar sus labios con los suyos… ese beso los estaba volviendo locos a ambos.
-chicos llevare a chris a…oh dios…- dijo la nana parándose repentinamente en la puerta que estaba abierta para observar la escena, que a sus ojos era la escena mas romantica que habia visto en su vida
-que?- pregunto ella cuando estuvieron en los pasillos y el la miro
- puedes ir hoy a mi casa? Saliendo de aquí…- pregunto el y ella iba a decir inmediatamente que no pero quizo razonar antes de hablar
-para que?- pregunto con curiosidad
-mi hermano me pidió que te lo dijera… quiere jugar contigo.- decidió no mencionar el hecho de que su papa quería conocerla…- y la nana quiere verte
-ah bien! Si… supongo que puedo…- respondió ella, quería demasiado al pequeño Chris y a la nana.
-gracias.- dijo el sonriéndole
-no lo hago por ti idiota.- dijo ella haciendo que el rodara los ojos
-ya lo se niñita mimada…- respondió el imitando la voz de la chica
-si mi voz fuera asi me suicidaría…- dijo ella y el se rio
- tu voz es peor que eso… es el sonido mas fastidioso del mundo, después de tu risa claro.- dijo el pero era una gran GRAN mentira…
- JAJAAJAJ! Gracias por decirlo! Me voy a reir todo el dia para fastidiarte…- dijo ella comenzando a reir y Jorge suspiro frustrado
-siempre te ries… que diferencia hay?- dijo el
-cierto… siempre lo hago.- dijo riéndose, luego únicamente sonrio- a la salida te veo
Se fue de ahí, dejando a Jorge sonriendo, enserio ella era tan fastidiosa… y como le gustaba a el que fuera asi…
Cuando salieron de clases, Martina le aviso a Fran que se iria con Jorge y luego le llamo a su mama para avisarle y ella estaba encantada, lo cual extraño a Martina, sabia que Jorge le caia bien, pero a tal grado de ponerse feliz porque iria con el? Wow….
-escucha…. Hay algo que debes saber… mi… mi papa esta aquí… y quiere conocerte porque se dio cuenta de que Chris y la nana te adoran… entonces…. Solo…no te ofendas si no es muy amable… es un amargado y prepotente…- dijo Jorge cuando iban a llegar a su casa
-ahora se de donde sacaste tu carácter entonces- dijo ella y el desvio los ojos
-no empieces… y no me compares con el… no tengo nada que ver con el… solo te adviero que a el nunca le agrada nadie…- dijo jorge y ella asintió
Cuando entraron a casa de Jorge, Martina inmeditamente escucho el grito de Chris corriendo hacia ella y luego los brazos de la nana rodeándola.
-hola!!!- dijo Chris muy feliz
-hola pequeñin, hola nana!.- dijo sonriéndole a Maggie
-hola cariño, pasa.- dijo dejándola entrar. Jorge miro hacia la sala, ahí mirando la escena estaba su padre…
-buenas tardes señor.- saludo Martina de forma educada, ya habia sido advertida por Jorge que jamas le agradaba nadie a ese hombre…
-buenas tardes.- dijo el formalmente- soy George Malik.
- Martina Stoessel, un gusto- dijo ella sonriéndole y tomando su mano
-bueno… comamos.- dijo el señor y se sentaron todos en la mesa
-como estuvo su dia?- pregunto Maggie a Martina y a Jorge
-muy lindo! Gracias nana!- respondió Martina sonriéndole
-si, bien… gracias.- dijo Jorge tambien sonriendo. La nana acostumbraba comer con ellos… era parte de la familia.
-y dime Marrtina, cual es tu exacta relación con mi hijo?- pregunto el señor Blanco directamente y ella se aclaro la garganta sin saber que responder
- nosotros…. – comenzo ella y miro a Jorge, no sabia que decir y no le gustaba mentir
-no nos soportamos, siempre estamos discutiendo, peleando… pero mi hermano y la nana la aman y por si fuera poco estamos juntos en un proyecto de ciencias asi que tenemos que convivir de forma obligatoria- dijo Jorge con sinceridad y Martina quedo sorprendida por el desprecio en la voz de jorge… miro al señor, quien ahora tenia una sonrisa en el rostro
- interesante- dijo únicamente, dejando a Martina, Jorge y Chris confundidos, Maggie tambien sonrio, como si ambos supieran algo que ellos ignoraban
-que tiene de interesante?- dijo Jorge y George se imito a mirar a Maggie de forma complice y luego se rieron asi que Martina y Jorge lo dejaron pasar…
-y… en que trabaja usted señor Blanco?- pregunto Martina claramente cambiando de tema y el se volvió hacia ella ahora con una gran sonrisa
-soy médico…- dijo orgulloso
-wow… impresionante! Es mi sueño ser doctora.- dijo con sinceridad y George sonrio
-enserio? Es un muy buen trabajo, el mejor si me permites decirlo, porque no sabes la satisfacción tan grande que te deja salvar una vida… ayudar a las personas… todo eso es algo que no tiene precio.- dijo el señor y Martina parecia emocionada
- lo imagino… debe ser hermoso saber que puedes ayudar a tanta gente…- dijo ella y se sumio en una larga conversación con el padre de Jorge, estaba impresionado, su padre jamas platicaba con nadie, no era de muchas palabras, siempre estaba en su mundo… ni siquiera hablaba con el y con Chris que eran sus hijos…
-bueno, tengo que irme… ocupo ir a trabajar, me dio mucho gusto conocerte Martina, realmente eres muy agradable, espero que nos volvamos a ver por aquí…- dijo el señor y se despidió de ellos para partir a su trabajo.
Una vez que se fue, Jorge la miraba demasiado asombrado
-es muy amable…- dijo ella y Jorge negó con la cabeza, no podia creer que se llevaran bien… su padre era un hombre sin sentimientos…
- no lo conoces.- dijo el y Chris estuvo de acuerdo, pero Maggie negó con la cabeza aunque no dijo absolutamente nada y fue algo que solo noto Martina y no lo iba a mencionar.- bueno… tu venias con mi hermano, asi que los dejo.
-no Jorge! Juega con nosotros- rogo el pequeño Chris y jorge lo miro… nunca podia negarle nada a su hermano porque lo amaba demasiado pero no quería estar con la insoportable de Martina.
-esta bien peque.- acepto el y los 3 subieron a la habitacion de videojuegos.
- primero yo contra Martina!- dijo el pequeño muy emocionado, le entrego un control.
- chris… le ganaras inmediatamente… es una niña minada recuerdas? No creo que sepa jugar siquiera…- dijo el y ella lo miro divertida
-Zayn… tengo un hermano recuerdas? Llevo toda mi vida jugando videojuegos, y quieres saber algo?- le dijo ella a el y se acerco un poco y en el oído le susurro- siempre le gano.
-pff… si claro!- dijo el, aunque no dudaba ni un momento que ella ganara en todo lo que se proponía y jamas mentia. Si decía que ella siempre le ganaba a Fran era cierto… y el habia jugado contra Fran asi que sabia que era demasiado bueno…
Martina comenzo a jugar contra Chris, enserio que era muy buena, pero Jorge se daba cuenta de que en momentos, dejaba de esforzarse para darle ventaja a Chris, era obvio que lo estaba dejando ganar pero no decía nada y solo finjia mucha concentración, cuando el juego termino y Chris se dio cuenta de que le habia ganado se puso super feliz
-le gane!! Es la primera vez que gano!! Zayn siempre me gana rápidamente…- dijo el pequeño con tristeza y Martina miro a Jorge y lo reprendió con la mirada
- yo jugare contra el. Toma el control, engreído!- lo desafio y el sonrio burlonamente y tomo el control
-perderas niñita mimada.- dijo Jorge muy confiado y ella sonrio
-ya veremos…
-no juegues con el Martina... el siempre gana…- dijo Chris preocupado como si el videojuego fuera tan importante y Martina le sonrio tiernamente
-no pasa nada pequeñin.- dijo ella y comenzo a jugar con Jorge, el comenzo facilmmente, como siempre… pero se dio cuenta de que ella era realmente buena… comenzaron a jugar con mas intensidad ambos, después comenzaban a reirse porque iban prácticamente iguales, Chris estaba apoyando a Martina y ella reia, Jorge sonreía cada que la escuchaba reirse e iban iguales aun… pero de un mometo para otro Martina habia ganado.
-eres tramposa! Como hiciste eso? no! No y no!- dijo Jorge pero sin parar de reirse y ella sonrio
-Le ganaste!!! Le ganaste.. wow!! Entonces eso quiere decir que si yo te gane a ti y tu le ganaste a el, yo debo ser mejor que Jorge! jorge… te reto!- dijo el pequeño Chris muy emocionado y se sento frente al monitor listo con su control. Martina- se acerco a Jorge un poco
-si no lo dejas ganar, te mato.- le susurro ella en el oído para que Chris no escuchara nada y Jorge únicamente sonrio y se acerco a su hermano para comenzar a jugar. Y si lo dejo ganar… y el pequeño comenzo a correr por todos lados y a brincar y gritar y reir…estaba demasiado feliz por haberle ganado a su hermano
-le gane al tonto Jorge!!!! Le gane!!!! NANA!!! Que crees!!.- corrió escaleras abajo para ir a decirle a la nana que le habia ganado a su hermano y Martina comenzo a reir y luego se puso a acomodar todo lo que habian dejado desacomodado
-ahora me molestara dia y noche con que me gano…- dijo Jorge y ella lo miro divertida
-vale la pena con tal de verlo feliz no?- pregunto ella y el la miro fijamente a los ojos y sonrio.
-si, vale mucho la pena.- dijo acercándose a ella y tomandola de la cintura antes de que ella pudiera siquiera respirar, el la tomo en brazos y la recostó sobre el gran sillón, para después ponerse sobre ella sin aplastarla, con sus cuerpos apenas rozando y la miro fijamente
-que haces?- dijo ella con la respiración sumamente agitada
-no se…- respondió el con sinceridad sin dejar de sonreírle y acto seguido ella se levanto un poco y con sus manos atrajo a Jorge hasta sus labios, uniéndolos en un calido beso. Era la primera vez que ella iniciaba el beso… y no sabia porque lo habia hecho, solo sabia que cuando lo tuvo tan cerca y mirando sus ojos y su sonrisa, no pudo evitar sentir una oleada de calor invadirla, eso la habia llevado a besarlo sin pensar en nada mas… sin pensar en lo mucho que se aborrecían, en todo el desprecio que habia entre ellos… la verdad era que cuando se besaban, todo ese desprecio desaparecia, dejándolos únicamente con un inexplicable sentimiento de bienestar… movían sus labios dulcemente, Jorge dejo resposar su cuerpo sobre el de ella, sus manos esta vez en lugar de dirigirse a su cuerpo se dedicaron a acariar su rostro, su cabello y de una forma demasiado delicada, las manos de ella permenecian enrolladas ligeramente en la espalda baja de Jorge, convirtiendo el beso al mismo tiempo en un abrazo demasiado tierno, Jorge se separo un poco de ella y la miro, pero esta vez, en lugar de ponerse a gritar y a insultarse mutuamente y buscar un culpable para el beso, únicamente se sonrieron y el volvió a unir sus labios, disfrutando de esa dulzura con la que se movían juntos y esa perfeccion con la que encajaban, luego se separo de ella nuevamente pero esta vez para besar dulcemente sus parpados, su nariz, su frente y por ultimo volver a atrapar sus labios con los suyos… ese beso los estaba volviendo locos a ambos.
-chicos llevare a chris a…oh dios…- dijo la nana parándose repentinamente en la puerta que estaba abierta para observar la escena, que a sus ojos era la escena mas romantica que habia visto en su vida
¿El orgullo, o el amor? - Capitulo 3
{Capítulo 03}:
- ¿Cómo te atreves a entrar sin tocar? – le preguntó furiosa Martina mientras con su blusa tapaba su brassier sin ponérsela aún dejando a la vista su ombligo, él sonrió y se le acercó, ella retrocedía a medida que él avanzaba hacia ella, aún no se colocaba su blusa solo se tapaba con ella, si se la colocaba corría el riesgo de tener que destaparse y Jorge la vería y más cerca ya que el avanzaba y ella chocó con la pared quedando entre la pared y su cuerpo, ella se fijo en sus labios entreabiertos que dejaban salir un aroma mentolado, él se acerco a sus labios, mientras ella veía como se acercaba peligrosamente.
- ¿Qué haces? – le pregunto ella intimidada, él se dio cuenta del efecto que causaba en ella y rió un poco.
- Lo que he deseado desde que te vi – ella había caído en su trance, mirando sus ojos verdes brillantes por la luz tenue que había en la bodega bajando a sus labios carnosos y provocativos tentándola a besarlos hasta desgastarlos y quedara el sabor de ellos en su boca, él ladeo un poco la cabeza advirtiéndole que la besaría ella no puso excusas y se acercó a ella a besarla, tomo sus labios entres los suyos, él sintió que algo se despertaba en su estómago y por primera vez, en mucho tiempo, sintió que debía besarla lento y despacio disfrutando de cada roce que hacían sus labios al hacer un movimiento, su dulce sabor quedó en los labios de él al separarse de ella por la falta de aire, ella bajo la cabeza avergonzada, nunca un hombre la había besado en contra de su voluntad sin que se ganara una bofetada muy bien puesta, pero ahora no tenía razón para abofetearlo, ella le había seguido el juego fácilmente sin repulsión ¿Con qué cara lo miraría ahora? Había dejado que la besara sin ser nada y aún peor sin conocerse. Él tenía intenciones de volver a besarla, deseoso de probar sus labios nuevamente se acercó otra vez a ella pero ella lo rechazó.
- Tengo que irme – dijo alejándose bruscamente de él – Allí está la ropa que pediste – dijo ella sin mirarlo caminando a la puerta y cerrándola en seco, sintiéndose culpable, fue a la tienda y se encontró a Caitlin hablando por teléfono angustiada.
- ¿No nos puede dar plazo hasta el mes que viene? Es que apenas la línea sale la semana que viene y ahora no tenesmo ingreso – le pregunto Caitlin a la persona por teléfono, ella recibió la respuesta y suspiró resignada, miro a Martina y le hizo un seña pasando su dedo índice por el cuello en señal de ‘estamos muertas’ Caitlin asintió hablando por teléfono y al final colgó resoplando.
- ¿Qué pasa? – preguntó Martina viendo a Caitlin preocupada, cohibida aún reclamándose a sí misma por lo que acababa de pasar y que por alguna razón – que no estaba muy interesada en saber – no salía de su mente.
-Martina el Sr. Wesley quiere que le paguemos la renta del local y como sabrás perfectamente la línea sale la semana que viene y en la caja no hay un solo dólar.
- ¿Qué? Pero si apenas hace dos semanas le pagamos la renta – pregunto preocupada ¿Otra carga?
- Sí, pero se irá de viaje y necesita el dinero y como estamos a mitad de mes, quiere que le paguemos y vendrá esta tarde por una respuesta.
- No puede ser.... - Martina resopló intentando calmarse pero nada funcionaba, las cuentas se le acumulaban y el estrés formaba parte de su rutina diaria.
- ¿Qué pasa? – pregunto Jorge llegando a su lado quien la miraba fijamente haciéndola incomodar más de lo que ya estaba con lo que sucedido.
- ¿Qué te importa? Ya tienes la ropa, ya te puedes largar de aquí – él se enfureció ¿Quién se creía ella para ordenarle algo? Era una tienda y por lo tanto era un cliente, no podía tratarlo así – Necesito tomar aire fresco, ya vuelvo – dijo Martina al borde de las lágrimas sabiéndolas ocultar muy bien y salió dejando un silencio sepulcral.
Caminando por las calles ahora llenas de tráfico, con sus manos en los bolsillos a causa del frío escalofriante que azotaba Nueva York, algunas lágrimas resbalaron por sus mejilla llenas de frustración y rabia. ¿Nada le podía salir bien? ¿Por qué todo lo que tocaba fracasaba en ello? Pasados los treinta minutos caminando sin rumbo volvió a la tienda, entrando vio al dueño de la tienda, frunció el seño al verlo, su paz y tranquilidad se habían esfumado reemplazado otra vez por estrés, se extraño al ver que Justin le entregaba un cheque al dueño de la tienda, miro a Caitlin confundida esperando que ésta le respondiera pero el señor hablo.
- Bueno Martina, fue un gusto tenerte como mi empleada y me retiro tengo cosas que hacer, adiós - Martina aún estaba confundida mirando a Caitlin esperando una explicación, porque en verdad la merecía.
- Martina verás…. – comenzó Caitlin sin mirarla a los ojos – Pues… - y de nuevo se quedó callada.
- ¿Qué pasa Caitlin? – la miró a ella, suficiente con aguantar la presencia del patán de Jorge como parar tener que ver a cada momento su sonrisa ególatra.
- Yo se lo diré, Caitlin – habló Jorge acercándose a ella, nada bueno le parecía eso – Le compré al señor esta tienda por lo tanto el nuevo dueño soy yo – sonrió ¿Cómo podía estar tranquilo cuando apenas ella lo escuchó hablar quería asesinarlo? Pero…. ¿Qué? ¿El nuevo dueño? Ahora sí sintió que el mundo se le venía encima, ella miro a Caitlin descuartizándola con la mirada, la había defraudado dejando que él comprara esa tienda que con tanto esfuerzo ellas consiguieron solas, sin su ayuda, para que venga el primero aparecido y la compre, así de irreal era – Cariño di algo ¿Por qué te quedas callada? – pregunto con su tono sarcástico y su sonrisa de comercial que si seguía en esa actitud pedante le haría desaparecer diente por diente.
- No puede ser – susurró aún sin poder creerlo, luego de meditarlo le pareció aún pero la idea – Eso quiere decir que… - la interrumpió.
- Eso quiere decir que como dueño oficial de esta tienda ahora yo seré tu jefe y tú mi empleada ¿Qué te parece? – ¿Qué le va a parecer? ¡Pésima la idea! ¡Espantosa, la peor del mundo!
- ¡Cómo te atreves a comprar esta tienda! – le gritó furiosa dejando salir la rabia y la impresión juntas, lo odiaba de verdad lo odiaba con todas sus fuerzas.
- ¡Ah, ah! – Chitó él paseándose por toda la tienda – No me grites – aludió con serenidad
- ¿No? A ver dime ¿Por qué no puedo gritarte? – él se acercó a ella lo suficiente como para intimidarla, de nuevo, en gran manera.
- No querrás ser despedida – susurró en su oído con tranquilidad y sonriéndole como si nada malo pasara ¡Cretino infeliz! El destino la odiaba infinitamente. De verdad este sería un difícil trabajo.
- ¿Cómo te atreves a entrar sin tocar? – le preguntó furiosa Martina mientras con su blusa tapaba su brassier sin ponérsela aún dejando a la vista su ombligo, él sonrió y se le acercó, ella retrocedía a medida que él avanzaba hacia ella, aún no se colocaba su blusa solo se tapaba con ella, si se la colocaba corría el riesgo de tener que destaparse y Jorge la vería y más cerca ya que el avanzaba y ella chocó con la pared quedando entre la pared y su cuerpo, ella se fijo en sus labios entreabiertos que dejaban salir un aroma mentolado, él se acerco a sus labios, mientras ella veía como se acercaba peligrosamente.
- ¿Qué haces? – le pregunto ella intimidada, él se dio cuenta del efecto que causaba en ella y rió un poco.
- Lo que he deseado desde que te vi – ella había caído en su trance, mirando sus ojos verdes brillantes por la luz tenue que había en la bodega bajando a sus labios carnosos y provocativos tentándola a besarlos hasta desgastarlos y quedara el sabor de ellos en su boca, él ladeo un poco la cabeza advirtiéndole que la besaría ella no puso excusas y se acercó a ella a besarla, tomo sus labios entres los suyos, él sintió que algo se despertaba en su estómago y por primera vez, en mucho tiempo, sintió que debía besarla lento y despacio disfrutando de cada roce que hacían sus labios al hacer un movimiento, su dulce sabor quedó en los labios de él al separarse de ella por la falta de aire, ella bajo la cabeza avergonzada, nunca un hombre la había besado en contra de su voluntad sin que se ganara una bofetada muy bien puesta, pero ahora no tenía razón para abofetearlo, ella le había seguido el juego fácilmente sin repulsión ¿Con qué cara lo miraría ahora? Había dejado que la besara sin ser nada y aún peor sin conocerse. Él tenía intenciones de volver a besarla, deseoso de probar sus labios nuevamente se acercó otra vez a ella pero ella lo rechazó.
- Tengo que irme – dijo alejándose bruscamente de él – Allí está la ropa que pediste – dijo ella sin mirarlo caminando a la puerta y cerrándola en seco, sintiéndose culpable, fue a la tienda y se encontró a Caitlin hablando por teléfono angustiada.
- ¿No nos puede dar plazo hasta el mes que viene? Es que apenas la línea sale la semana que viene y ahora no tenesmo ingreso – le pregunto Caitlin a la persona por teléfono, ella recibió la respuesta y suspiró resignada, miro a Martina y le hizo un seña pasando su dedo índice por el cuello en señal de ‘estamos muertas’ Caitlin asintió hablando por teléfono y al final colgó resoplando.
- ¿Qué pasa? – preguntó Martina viendo a Caitlin preocupada, cohibida aún reclamándose a sí misma por lo que acababa de pasar y que por alguna razón – que no estaba muy interesada en saber – no salía de su mente.
-Martina el Sr. Wesley quiere que le paguemos la renta del local y como sabrás perfectamente la línea sale la semana que viene y en la caja no hay un solo dólar.
- ¿Qué? Pero si apenas hace dos semanas le pagamos la renta – pregunto preocupada ¿Otra carga?
- Sí, pero se irá de viaje y necesita el dinero y como estamos a mitad de mes, quiere que le paguemos y vendrá esta tarde por una respuesta.
- No puede ser.... - Martina resopló intentando calmarse pero nada funcionaba, las cuentas se le acumulaban y el estrés formaba parte de su rutina diaria.
- ¿Qué pasa? – pregunto Jorge llegando a su lado quien la miraba fijamente haciéndola incomodar más de lo que ya estaba con lo que sucedido.
- ¿Qué te importa? Ya tienes la ropa, ya te puedes largar de aquí – él se enfureció ¿Quién se creía ella para ordenarle algo? Era una tienda y por lo tanto era un cliente, no podía tratarlo así – Necesito tomar aire fresco, ya vuelvo – dijo Martina al borde de las lágrimas sabiéndolas ocultar muy bien y salió dejando un silencio sepulcral.
Caminando por las calles ahora llenas de tráfico, con sus manos en los bolsillos a causa del frío escalofriante que azotaba Nueva York, algunas lágrimas resbalaron por sus mejilla llenas de frustración y rabia. ¿Nada le podía salir bien? ¿Por qué todo lo que tocaba fracasaba en ello? Pasados los treinta minutos caminando sin rumbo volvió a la tienda, entrando vio al dueño de la tienda, frunció el seño al verlo, su paz y tranquilidad se habían esfumado reemplazado otra vez por estrés, se extraño al ver que Justin le entregaba un cheque al dueño de la tienda, miro a Caitlin confundida esperando que ésta le respondiera pero el señor hablo.
- Bueno Martina, fue un gusto tenerte como mi empleada y me retiro tengo cosas que hacer, adiós - Martina aún estaba confundida mirando a Caitlin esperando una explicación, porque en verdad la merecía.
- Martina verás…. – comenzó Caitlin sin mirarla a los ojos – Pues… - y de nuevo se quedó callada.
- ¿Qué pasa Caitlin? – la miró a ella, suficiente con aguantar la presencia del patán de Jorge como parar tener que ver a cada momento su sonrisa ególatra.
- Yo se lo diré, Caitlin – habló Jorge acercándose a ella, nada bueno le parecía eso – Le compré al señor esta tienda por lo tanto el nuevo dueño soy yo – sonrió ¿Cómo podía estar tranquilo cuando apenas ella lo escuchó hablar quería asesinarlo? Pero…. ¿Qué? ¿El nuevo dueño? Ahora sí sintió que el mundo se le venía encima, ella miro a Caitlin descuartizándola con la mirada, la había defraudado dejando que él comprara esa tienda que con tanto esfuerzo ellas consiguieron solas, sin su ayuda, para que venga el primero aparecido y la compre, así de irreal era – Cariño di algo ¿Por qué te quedas callada? – pregunto con su tono sarcástico y su sonrisa de comercial que si seguía en esa actitud pedante le haría desaparecer diente por diente.
- No puede ser – susurró aún sin poder creerlo, luego de meditarlo le pareció aún pero la idea – Eso quiere decir que… - la interrumpió.
- Eso quiere decir que como dueño oficial de esta tienda ahora yo seré tu jefe y tú mi empleada ¿Qué te parece? – ¿Qué le va a parecer? ¡Pésima la idea! ¡Espantosa, la peor del mundo!
- ¡Cómo te atreves a comprar esta tienda! – le gritó furiosa dejando salir la rabia y la impresión juntas, lo odiaba de verdad lo odiaba con todas sus fuerzas.
- ¡Ah, ah! – Chitó él paseándose por toda la tienda – No me grites – aludió con serenidad
- ¿No? A ver dime ¿Por qué no puedo gritarte? – él se acercó a ella lo suficiente como para intimidarla, de nuevo, en gran manera.
- No querrás ser despedida – susurró en su oído con tranquilidad y sonriéndole como si nada malo pasara ¡Cretino infeliz! El destino la odiaba infinitamente. De verdad este sería un difícil trabajo.
Crepusculo - Prefacio - (NUEVA NOVELA!)
Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir, aunque
me habían sobrado los motivos en los últimos meses, pero no hubiera imaginado
algo parecido a esta situación incluso de haberlo intentado.
Con la respiración contenida, contemplé fijamente los ojos
oscuros del cazador al otro lado de la gran habitación. Éste me devolvió la
mirada complacido.
Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien
se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Eso debería contar algo.
Sabía que no afrontaría la muerte ahora de no haber ido a
Forks, pero, aterrada como estaba, no me arrepentía de esta decisión. Cuando la
vida te ofrece un sueño que supera con creces cualquiera de tus expectativas,
no es razonable lamentarse de su conclusión.
El cazador sonrió de forma amistosa cuando avanzó con aire
despreocupado para matarme.Martina.
Marry Me Capitulo - 13
''Cuarto compartido'' - 17 Años
—Pásame el azúcar.
—Lo tienes a diez centímetros de tu brazo, tómala tú.
— ¡Que me des el azúcar, Jorge!
— ¡No!
— ¡Listo, no me caso, pido el divorcio absoluto, contrataré a alguien para que llegue a mitad de la boda y diga “yo me opongo”! —le grité a Jorge en el desayuno.
Las cosas no iban bien, tal vez ojos verdes estuviera considerando el matrimonio ahora que éramos novios oficiales. Había pasado una semana desde su cumpleaños y nuestro compromiso, pero más allá de parecer la pareja feliz que fuimos en el parque de diversiones con los chicos, volvimos a ser los mismos de antes. Y de alguna manera eso me gustaba.
—Toma —me extendió el frasco de azúcar con la cabeza gacha y la voz cansada, esto de las peleas le estaba estresando, aunque para mí eran un respiro de tantos besos y cariños que me daba en la escuela.
Si creía que la peor parte había pasado cuando les contamos a nuestros amigos que nos casaríamos, es porque había olvidado que aún iba a clases. Todas las chicas comenzaron a dedicarme miradas aterradoras, los chicos nos molestaban con la luna de miel y Facu… él era el primero en iniciar las burlas.
—Tini, ¿me puedes acercar la miel? —me pidió Holly. La miel estaba más lejos que el azúcar, así que me levanté y la tomé para entregársela.
— ¡¿Te paras por la miel y no por el azúcar?! —exclamó Jorge su cuello iba acalorándose por la frustración y no paró de bufar hasta que terminamos de desayunar.
Mi padre que ya se había ido al trabajo, mamá desayunaba en la cama cuando se despertaba –al mediodía-, Lily no se encontraba en casa porque ahora vivía en la universidad y Cecilia comía en la cocina. Nuestros desayunos sin la supervisión de un adulto eran un caos total.
—Iré a lavarme los dientes, espérenme —nos avisó Holly mientras corría escaleras arriba.
Nos quedamos solos en la entrada, listos para irnos a la escuela. Miré de soslayo a Jorge, nunca logró usar el uniforme como se debía: la chaqueta arrugada, la camisa afuera, los pantalones por debajo de lo normal y la corbata suelta alrededor de su cuello.
Me acerqué a él y comencé a anudar su corbata, al menos se vería un poco más presentable. A veces me preguntaba qué había pasado con el chico que todos adoraban de pequeño.
—Tienes que pasarla por abajo, la pones por aquí y ya está —mientras le arreglaba la corbata le daba indicaciones para que aprendiera. Él me dedicó una sonrisa y besó mi mejilla.
—Tendrás que darme clases particulares si quieres que aprenda a cómo anudar esta cosa —me dijo, sosteniendo entre las manos el extremo largo de la corbata.
—No es necesario, puedo hacer esto todas las mañanas —le dije, restándole importancia con la mano. Sin embargo, para Jorge, mis insignificantes gestos de amabilidad tenían mucha relevancia.
Entrelazó nuestras manos y tiró de mí para quedar más cerca de él.
— ¿Te había dicho que te amo? —susurró en mi oído. Me estremecí, durante la última semana el papel de esposa me estaba afectando demasiado, cuando quería aparentar que no me importaba nuestro matrimonio, él hacía algo extremadamente dulce que hacía que mi corazón se agitara y que mi pulso se disparara.
—Creo que unas mil veces —le respondí tratando de alejarme.
— ¿Tan pocas? — Jorge y su romanticismo, me enfermaba para bien y para mal—. Entonces tendré que decírtelo unas mil veces más por el resto del día.
— Jorge, eres un chico, no puedes ser tan… así.
— ¿Así cómo? —me preguntó abrazándome de espaldas.
—Así… tan… no lo sé, pero se supone que yo debería ser la cursi, no tú —le espeté volteándome para quedar cara a cara.
—Pero tú no eres así, además, esperé diez años para hacer esto —con una mano levantó mi mentón y me besó en los labios.
—Y lo podrás hacer lo que te queda de vida —le aseguré cuando dejó de besarme— Pero esta mañana no es la indicada, ¿de acuerdo?
—Gruñona —murmuró, pero igual lo escuché. Parecía molesto, no quería que estuviera enojado ni nada parecido así que, agarre todas mis fuerzas de voluntad y le di un enorme beso en la mejilla. El solo me miro y sonrió.
Holly regresó y nos fuimos a la escuela. Me dejaban conducir en la semana para trasladarnos cada vez que quisiéramos: Para ir a la escuela, para volver a casa, para visitar a mis amigas o dejar a Jorge en la pastelería que trabajaba.
—Te iré a dejar a tu salón, tengo que hablar con Facu—me dijo Jorge cuando llegamos a la escuela y caminábamos por los pasillos.
Asentí en silencio, ¿de qué querría hablar con él?
— ¡La pareja del año, Martina y Jorge! —exclamó Facundo cuando nos vio entrar. Mis compañeros se rieron y nos dieron golpes en la espalda como saludo, las chicas mantuvieron la distancia pero miraron de reojo a Jorge.
Él apartó a Facu en seguida y estuvieron conversando hasta que la campana sonó. Se veían serios, parecía ser un tema de suma importancia del que hablaban.
Jorge se acercó a mí y me besó en la frente como despedida, los demás no esperaron a gritar cosas obscenas acerca de nosotros.
Y eso que recién eran las ocho.
Al recreo busqué a mis amigas, Mechi estaba saliendo de su salón cuando la encontré. Le pregunté si había vuelto a ver a Pablo y me dijo que esa tarde la iría a buscar a la salida, se veía feliz y enamorada. Lástima que su padre no aceptara a cualquier chico como su novio, era muy estricto y siempre discutían. Aun así, Mechi era alegre y estaba dispuesta a olvidar sus problemas con tal de ayudar a los demás.
Cuando se nos unieron Alba y Lodo, comenzamos a hablar de cosas sin sentido hasta que Mechi tocó el tema de la boda.
—Creo que deberías contratar a alguien para que te ayude a organizar el gran día, como estarás en clases y Jorge está más que ocupado…
—Todo calculado, Mercedes—le respondí—. La hermana de Nicolas es organizadora de eventos, el otro día hablamos por teléfono y ella se encargará de todo.
Con eso quedaron más tranquilas y continuamos como si nada. Pero cada vez que decían la palabra “boda” mi estómago se retorcía, los nervios que sentía de sólo saber que compartiría mi vida con Jorge eran insoportables. Y estaba segura de que no sería como estos diez años de peleas, él quería que yo fuera su mujer no Tini Descerebrada.
A la salida, busqué a Holly y nos fuimos a casa. Jorge se iba directo al trabajo y para eso sólo tomaba el autobús.
A veces, aunque me costara admitirlo, me gustaría ser como Jorge. Él era listo, agradable, la gente lo amaba y podía hacer lo que quisiera. En cambio yo, era pesimista, tonta, despistada y mal agradecida. ¿Por qué Jorge se había fijado en mí? Seguro fue porque pasamos más de la mitad de nuestra vida juntos. Y ahora esperaba pasar el resto de lo que nos quedaba.
Me encerré en mi cuarto a esperar a que dieran las ocho, la hora en que Jorge terminaba su turno y yo iba a recogerlo. Leí toda la tarde mi libro de “Peter Pan”, ese que ojos verdes me regaló.
Un lado me decía que tenía que casarme con Jorge porque se lo debía y otro me gritaba que esto era una injusticia. Sin embargo, un término medio susurraba que él de verdad me gustaba, que lo quería y que con el tiempo llegaría a amarlo.
Bajé el libro y lo guardé en el estante que tenía al lado de la ventana al darme cuenta que no podría concentrarme si seguía pensando en él.
De verdad sentía cosas por Jorge, también pensaba que se lo debía y además creía que era una injusticia, todas las cosas juntas me provocaban un dolor de cabeza. Revisé la hora y eran las siete.
Tenía que hacer algo, si en realidad quería hacerlo feliz sin importar que tan desacuerdo estuviera yo, tenía que hacer algo que a él le gustara… ¿pero qué?
Entonces lo supe.
Bajé la escalera y fui directo a la sala de estar. Allí estaban Cecilia y Holly, repasando una presentación que mi hermana tenía que dar para una clase de Historia.
— ¿Sucede algo, Martina? —me preguntó Cecilia al verme tan agitada.
—Necesito hablar contigo —le dije. Ella le indicó unas cosas a Holly y me siguió.
Nos quedamos de pie en medio del pasillo entre el comedor y la cocina.
—Es sobre Jorge, ¿cierto? —asentí en silencio y me mordí la lengua. No, ya no quería hablar con ella sobre su hijo, porque ahora no era mi niñera a la cual le decía que Jorge me molestaba, sino que desde hace una semana era mi suegra.
—Quiero saber cómo hacer feliz a Jorge —le dije con la mirada baja.
—Eso no te lo puedo decir, no hay una fórmula para hacer feliz a las personas —me dijo.
—Pero tengo que saber cómo ser lo mejor para él —insistí.
Me miró de manera maternal y me apartó el cabello que cubría mis ojos con delicadeza.
—Él te ama, no importa lo que hagas, eso no le hará cambiar de parecer. Lo mejor que podrías hacer por Jorge es amarlo, pero no te puedo obligar a eso —estuve de acuerdo con ella—. Sin embargo, sí te puedo pedir que dejes que él intente enamorarte.
— ¿Eso lo hará feliz? —ella sonrió y se cruzó de brazos, de nuevo tenía esa mirada de madre orgullosa.
—Más que feliz, aunque tengo que reconocer que tú sola lo estás haciendo —ladeé la cabeza confundida, ¿de qué hablaba? —. Quieres hacer feliz a mi hijo a costa de tu felicidad, porque no es ningún secreto que el matrimonio no te gusta. Y aun así, tratas de que esto funcione. Eso es amor, Martina.
Cecilia se fue para terminar el trabajo con Holly y yo volví a mi habitación con las palabras de Cecilia en mi cabeza.
¿Amor? Me costaba creerlo, pero no era tan imposible.
Observé mis cosas, mi cama, mi armario, mis libros, la ropa tirada por el suelo. Mi cuarto era mucho más grande que el de Jorge. Me pregunté, cuando estemos casados y tengamos que compartir habitación y tuviera que llevar un número reducido de cosas, ¿qué llevaría?
Me decidí por mi almohada, era cómoda y lo único que necesitaba en una mudanza, aparte del colchón.
La tomé y fui hasta el cuarto de Jorge, la dejé al lado de su almohada y la contemplé unos segundos. Aún no parecía el cuarto de una pareja.
Volví con ropa y algunos libros, además de mis cd’s, unos cuantos zapatos y mi cepillo de dientes. Lo ordené todo, los libros en el estante de Jorge, los cd’s junto a los de él, el cepillo en el baño e hice espacio en su armario para mi ropa, también aproveché de doblar sus pantalones y sus camisetas.
(…)
— Jorge, van a ser las nueve, ¿no puedes dejar esto para mañana? —le pregunté.
Hace más de media hora que lo esperaba sentada frente al mostrador de pasteles, él insistía en dejar todo acomodado. Me dio risa, su habitación era un desastre y se ponía a limpiar lugares ajenos.
—Si quieres, vete. Puedo tomar el autobús.
— ¿Estás loco? No pienso dejar a mi futuro esposo solo, en medio de la noche, con un frío bajo cero —le dije sin pensar.
—La semana pasada me dejaste dos veces, ¿por qué ahora estás tan desesperada por volver conmigo?
¿Qué clase de pregunta era esa? Cecilia me había dicho que me dejara enamorar por él, pero a este paso sólo conseguiría que me enfadara más.
—Porque tengo una sorpresa para ti —eso pareció llamarle la atención—. Así que te apuras o te la pierdes.
Resopló resignado y se fue a cambiar el uniforme. Regresó a los cinco minutos y nos fuimos a casa. En el camino no dejó de molestarme sobre la sorpresa, le decía que cuando llegáramos lo sabría.
Ya conocía su rutina, después del trabajo charlaba con Holly en la sala de estar mientras veían televisión, después cenábamos todos juntos en el comedor, luego se ofrecía para lavar los platos a pesar de tener personal que se encargaba de eso, y finalmente se preparaba para dormir.
No lo dejé solo en ningún minuto, incluso lavé los platos con él. Fue divertido y agotador, nunca antes había lavado algo y resultó que era bastante normal hacer eso en otros hogares, según Olga.
Cuando Jorge subió para acostarse, me miró extrañado. Yo iba detrás de él como su sombra.
—Esto es raro, no acostumbras a pasar tanto tiempo a mi lado, ¿te ocurre algo?
—La sorpresa —le recordé. Él asintió y comprendió.
—Por eso te ves tan ansiosa.
Abrió la puerta de su cuarto y entró mientras me decía que esperaba que la sorpresa fuera algo increíble. No pude definir bien si de verdad le resultó así cuando vio su habitación transformada, pero que estaba sorprendido, lo estaba.
— ¿Qué hiciste? —me preguntó en un hilo de voz.
—Bueno, pensé que si tendríamos que dormir juntos cuando estuviéramos casados, sería mejor hacerlo desde ya para que no nos peleemos en nuestra primera noche juntos.
A pesar de que el cuarto era pequeño y había un pequeño espacio entre la cama y la puerta, más el baño, se veía bastante acogedor.
—No era necesario, no te voy a obligar a hacer algo que no quieres —dijo de pronto. Tragué las ganas de gritarle, era hipócrita decirme eso después de lo de la propuesta. Me contuve, no arruinaría esto, siempre las cosas me salían mal, era una buena para nada. Esto tenía que salir bien.
—Pero yo quiero —era mitad verdad, sí quería pero no por las razones conyúgales, sino para demostrarme a mí misma de que era capaz de lograr algo sin arruinarlo.
—Entonces, demuéstralo —sentenció.
Era un golpe bajo, no me esperaba eso.
Sabía a lo que se refería, Jorge era el que siempre me besaba, ¿pero besarlo yo a él?…si no quedaba de otra…
—Está bien, pero tienes que cerrar los ojos —él los cerró sin protestar.
Me acerqué hasta él y pensé de la misma forma que esa vez en la audición para Romeo y Julieta. Tenía que demostrarle que esto era lo que quería.
También cerré los ojos y lo besé. Era diferente besar a alguien que a ser besada, me sentía mejor conmigo al saber que estaba haciendo algo que tal vez haría feliz a Jorge, porque para eso me había cambiado de cuarto.
De pronto, sentí que su lengua me hacía cosquillas. Me separé de inmediato, si lo dejaba ir más allá perdería el control y eso era lo que menos quería ahora que dormiría con él.
—Te creo —me dijo después de unos segundos en completo silencio— Pero el lado derecho de la cama es mío.
Se cambió en el baño y yo me puse mi pijama de vaquitas antes de que saliera. Después de cepillarnos los dientes y ver televisión un rato, pasamos a la incómoda tarea de acostarnos.
Al principio fue raro, ya no tenía tanto espacio como en mi cama, pero tampoco fue tan malo como imaginé.
Vi la hora en el reloj digital que Jorge tenía en el velador, eran las dos de la mañana y todavía no podía conciliar el sueño. Me removí un poco y quedé cara a cara con Jorge, pero no podía distinguir si estaba dormido o no.
— Jorge … —susurré.
—Dime —me dijo. Así que tampoco podía dormir.
— ¿Eres feliz? —inquirí nerviosa, su respuesta me diría si mis esfuerzos habían sido en vano o por el contrario, funcionaron.
— ¿Feliz en qué sentido?
—Feliz, aquí conmigo —contuve la respiración a la espera de que contestara.
—Tini… —murmuró. De repente, en medio de la oscuridad, sentí como pasó un brazo por mi cintura y me acercó a él. Me besó casi con miedo, como si temiera a que lo fuera a rechazar. Acomodé mi cabeza sobre su pecho y esperé a que dijera algo más.
—Mientras esté a tu lado, siempre seré feliz.
No supe descifrar a que se debieron las mariposas en mi estómago, tampoco la adrenalina que comenzó a correr por mis venas, pero esas palabras también me hicieron feliz, y no había nada mejor que dormirse con ese sentimiento en el cuerpo.
—Pásame el azúcar.
—Lo tienes a diez centímetros de tu brazo, tómala tú.
— ¡Que me des el azúcar, Jorge!
— ¡No!
— ¡Listo, no me caso, pido el divorcio absoluto, contrataré a alguien para que llegue a mitad de la boda y diga “yo me opongo”! —le grité a Jorge en el desayuno.
Las cosas no iban bien, tal vez ojos verdes estuviera considerando el matrimonio ahora que éramos novios oficiales. Había pasado una semana desde su cumpleaños y nuestro compromiso, pero más allá de parecer la pareja feliz que fuimos en el parque de diversiones con los chicos, volvimos a ser los mismos de antes. Y de alguna manera eso me gustaba.
—Toma —me extendió el frasco de azúcar con la cabeza gacha y la voz cansada, esto de las peleas le estaba estresando, aunque para mí eran un respiro de tantos besos y cariños que me daba en la escuela.
Si creía que la peor parte había pasado cuando les contamos a nuestros amigos que nos casaríamos, es porque había olvidado que aún iba a clases. Todas las chicas comenzaron a dedicarme miradas aterradoras, los chicos nos molestaban con la luna de miel y Facu… él era el primero en iniciar las burlas.
—Tini, ¿me puedes acercar la miel? —me pidió Holly. La miel estaba más lejos que el azúcar, así que me levanté y la tomé para entregársela.
— ¡¿Te paras por la miel y no por el azúcar?! —exclamó Jorge su cuello iba acalorándose por la frustración y no paró de bufar hasta que terminamos de desayunar.
Mi padre que ya se había ido al trabajo, mamá desayunaba en la cama cuando se despertaba –al mediodía-, Lily no se encontraba en casa porque ahora vivía en la universidad y Cecilia comía en la cocina. Nuestros desayunos sin la supervisión de un adulto eran un caos total.
—Iré a lavarme los dientes, espérenme —nos avisó Holly mientras corría escaleras arriba.
Nos quedamos solos en la entrada, listos para irnos a la escuela. Miré de soslayo a Jorge, nunca logró usar el uniforme como se debía: la chaqueta arrugada, la camisa afuera, los pantalones por debajo de lo normal y la corbata suelta alrededor de su cuello.
Me acerqué a él y comencé a anudar su corbata, al menos se vería un poco más presentable. A veces me preguntaba qué había pasado con el chico que todos adoraban de pequeño.
—Tienes que pasarla por abajo, la pones por aquí y ya está —mientras le arreglaba la corbata le daba indicaciones para que aprendiera. Él me dedicó una sonrisa y besó mi mejilla.
—Tendrás que darme clases particulares si quieres que aprenda a cómo anudar esta cosa —me dijo, sosteniendo entre las manos el extremo largo de la corbata.
—No es necesario, puedo hacer esto todas las mañanas —le dije, restándole importancia con la mano. Sin embargo, para Jorge, mis insignificantes gestos de amabilidad tenían mucha relevancia.
Entrelazó nuestras manos y tiró de mí para quedar más cerca de él.
— ¿Te había dicho que te amo? —susurró en mi oído. Me estremecí, durante la última semana el papel de esposa me estaba afectando demasiado, cuando quería aparentar que no me importaba nuestro matrimonio, él hacía algo extremadamente dulce que hacía que mi corazón se agitara y que mi pulso se disparara.
—Creo que unas mil veces —le respondí tratando de alejarme.
— ¿Tan pocas? — Jorge y su romanticismo, me enfermaba para bien y para mal—. Entonces tendré que decírtelo unas mil veces más por el resto del día.
— Jorge, eres un chico, no puedes ser tan… así.
— ¿Así cómo? —me preguntó abrazándome de espaldas.
—Así… tan… no lo sé, pero se supone que yo debería ser la cursi, no tú —le espeté volteándome para quedar cara a cara.
—Pero tú no eres así, además, esperé diez años para hacer esto —con una mano levantó mi mentón y me besó en los labios.
—Y lo podrás hacer lo que te queda de vida —le aseguré cuando dejó de besarme— Pero esta mañana no es la indicada, ¿de acuerdo?
—Gruñona —murmuró, pero igual lo escuché. Parecía molesto, no quería que estuviera enojado ni nada parecido así que, agarre todas mis fuerzas de voluntad y le di un enorme beso en la mejilla. El solo me miro y sonrió.
Holly regresó y nos fuimos a la escuela. Me dejaban conducir en la semana para trasladarnos cada vez que quisiéramos: Para ir a la escuela, para volver a casa, para visitar a mis amigas o dejar a Jorge en la pastelería que trabajaba.
—Te iré a dejar a tu salón, tengo que hablar con Facu—me dijo Jorge cuando llegamos a la escuela y caminábamos por los pasillos.
Asentí en silencio, ¿de qué querría hablar con él?
— ¡La pareja del año, Martina y Jorge! —exclamó Facundo cuando nos vio entrar. Mis compañeros se rieron y nos dieron golpes en la espalda como saludo, las chicas mantuvieron la distancia pero miraron de reojo a Jorge.
Él apartó a Facu en seguida y estuvieron conversando hasta que la campana sonó. Se veían serios, parecía ser un tema de suma importancia del que hablaban.
Jorge se acercó a mí y me besó en la frente como despedida, los demás no esperaron a gritar cosas obscenas acerca de nosotros.
Y eso que recién eran las ocho.
Al recreo busqué a mis amigas, Mechi estaba saliendo de su salón cuando la encontré. Le pregunté si había vuelto a ver a Pablo y me dijo que esa tarde la iría a buscar a la salida, se veía feliz y enamorada. Lástima que su padre no aceptara a cualquier chico como su novio, era muy estricto y siempre discutían. Aun así, Mechi era alegre y estaba dispuesta a olvidar sus problemas con tal de ayudar a los demás.
Cuando se nos unieron Alba y Lodo, comenzamos a hablar de cosas sin sentido hasta que Mechi tocó el tema de la boda.
—Creo que deberías contratar a alguien para que te ayude a organizar el gran día, como estarás en clases y Jorge está más que ocupado…
—Todo calculado, Mercedes—le respondí—. La hermana de Nicolas es organizadora de eventos, el otro día hablamos por teléfono y ella se encargará de todo.
Con eso quedaron más tranquilas y continuamos como si nada. Pero cada vez que decían la palabra “boda” mi estómago se retorcía, los nervios que sentía de sólo saber que compartiría mi vida con Jorge eran insoportables. Y estaba segura de que no sería como estos diez años de peleas, él quería que yo fuera su mujer no Tini Descerebrada.
A la salida, busqué a Holly y nos fuimos a casa. Jorge se iba directo al trabajo y para eso sólo tomaba el autobús.
A veces, aunque me costara admitirlo, me gustaría ser como Jorge. Él era listo, agradable, la gente lo amaba y podía hacer lo que quisiera. En cambio yo, era pesimista, tonta, despistada y mal agradecida. ¿Por qué Jorge se había fijado en mí? Seguro fue porque pasamos más de la mitad de nuestra vida juntos. Y ahora esperaba pasar el resto de lo que nos quedaba.
Me encerré en mi cuarto a esperar a que dieran las ocho, la hora en que Jorge terminaba su turno y yo iba a recogerlo. Leí toda la tarde mi libro de “Peter Pan”, ese que ojos verdes me regaló.
Un lado me decía que tenía que casarme con Jorge porque se lo debía y otro me gritaba que esto era una injusticia. Sin embargo, un término medio susurraba que él de verdad me gustaba, que lo quería y que con el tiempo llegaría a amarlo.
Bajé el libro y lo guardé en el estante que tenía al lado de la ventana al darme cuenta que no podría concentrarme si seguía pensando en él.
De verdad sentía cosas por Jorge, también pensaba que se lo debía y además creía que era una injusticia, todas las cosas juntas me provocaban un dolor de cabeza. Revisé la hora y eran las siete.
Tenía que hacer algo, si en realidad quería hacerlo feliz sin importar que tan desacuerdo estuviera yo, tenía que hacer algo que a él le gustara… ¿pero qué?
Entonces lo supe.
Bajé la escalera y fui directo a la sala de estar. Allí estaban Cecilia y Holly, repasando una presentación que mi hermana tenía que dar para una clase de Historia.
— ¿Sucede algo, Martina? —me preguntó Cecilia al verme tan agitada.
—Necesito hablar contigo —le dije. Ella le indicó unas cosas a Holly y me siguió.
Nos quedamos de pie en medio del pasillo entre el comedor y la cocina.
—Es sobre Jorge, ¿cierto? —asentí en silencio y me mordí la lengua. No, ya no quería hablar con ella sobre su hijo, porque ahora no era mi niñera a la cual le decía que Jorge me molestaba, sino que desde hace una semana era mi suegra.
—Quiero saber cómo hacer feliz a Jorge —le dije con la mirada baja.
—Eso no te lo puedo decir, no hay una fórmula para hacer feliz a las personas —me dijo.
—Pero tengo que saber cómo ser lo mejor para él —insistí.
Me miró de manera maternal y me apartó el cabello que cubría mis ojos con delicadeza.
—Él te ama, no importa lo que hagas, eso no le hará cambiar de parecer. Lo mejor que podrías hacer por Jorge es amarlo, pero no te puedo obligar a eso —estuve de acuerdo con ella—. Sin embargo, sí te puedo pedir que dejes que él intente enamorarte.
— ¿Eso lo hará feliz? —ella sonrió y se cruzó de brazos, de nuevo tenía esa mirada de madre orgullosa.
—Más que feliz, aunque tengo que reconocer que tú sola lo estás haciendo —ladeé la cabeza confundida, ¿de qué hablaba? —. Quieres hacer feliz a mi hijo a costa de tu felicidad, porque no es ningún secreto que el matrimonio no te gusta. Y aun así, tratas de que esto funcione. Eso es amor, Martina.
Cecilia se fue para terminar el trabajo con Holly y yo volví a mi habitación con las palabras de Cecilia en mi cabeza.
¿Amor? Me costaba creerlo, pero no era tan imposible.
Observé mis cosas, mi cama, mi armario, mis libros, la ropa tirada por el suelo. Mi cuarto era mucho más grande que el de Jorge. Me pregunté, cuando estemos casados y tengamos que compartir habitación y tuviera que llevar un número reducido de cosas, ¿qué llevaría?
Me decidí por mi almohada, era cómoda y lo único que necesitaba en una mudanza, aparte del colchón.
La tomé y fui hasta el cuarto de Jorge, la dejé al lado de su almohada y la contemplé unos segundos. Aún no parecía el cuarto de una pareja.
Volví con ropa y algunos libros, además de mis cd’s, unos cuantos zapatos y mi cepillo de dientes. Lo ordené todo, los libros en el estante de Jorge, los cd’s junto a los de él, el cepillo en el baño e hice espacio en su armario para mi ropa, también aproveché de doblar sus pantalones y sus camisetas.
(…)
— Jorge, van a ser las nueve, ¿no puedes dejar esto para mañana? —le pregunté.
Hace más de media hora que lo esperaba sentada frente al mostrador de pasteles, él insistía en dejar todo acomodado. Me dio risa, su habitación era un desastre y se ponía a limpiar lugares ajenos.
—Si quieres, vete. Puedo tomar el autobús.
— ¿Estás loco? No pienso dejar a mi futuro esposo solo, en medio de la noche, con un frío bajo cero —le dije sin pensar.
—La semana pasada me dejaste dos veces, ¿por qué ahora estás tan desesperada por volver conmigo?
¿Qué clase de pregunta era esa? Cecilia me había dicho que me dejara enamorar por él, pero a este paso sólo conseguiría que me enfadara más.
—Porque tengo una sorpresa para ti —eso pareció llamarle la atención—. Así que te apuras o te la pierdes.
Resopló resignado y se fue a cambiar el uniforme. Regresó a los cinco minutos y nos fuimos a casa. En el camino no dejó de molestarme sobre la sorpresa, le decía que cuando llegáramos lo sabría.
Ya conocía su rutina, después del trabajo charlaba con Holly en la sala de estar mientras veían televisión, después cenábamos todos juntos en el comedor, luego se ofrecía para lavar los platos a pesar de tener personal que se encargaba de eso, y finalmente se preparaba para dormir.
No lo dejé solo en ningún minuto, incluso lavé los platos con él. Fue divertido y agotador, nunca antes había lavado algo y resultó que era bastante normal hacer eso en otros hogares, según Olga.
Cuando Jorge subió para acostarse, me miró extrañado. Yo iba detrás de él como su sombra.
—Esto es raro, no acostumbras a pasar tanto tiempo a mi lado, ¿te ocurre algo?
—La sorpresa —le recordé. Él asintió y comprendió.
—Por eso te ves tan ansiosa.
Abrió la puerta de su cuarto y entró mientras me decía que esperaba que la sorpresa fuera algo increíble. No pude definir bien si de verdad le resultó así cuando vio su habitación transformada, pero que estaba sorprendido, lo estaba.
— ¿Qué hiciste? —me preguntó en un hilo de voz.
—Bueno, pensé que si tendríamos que dormir juntos cuando estuviéramos casados, sería mejor hacerlo desde ya para que no nos peleemos en nuestra primera noche juntos.
A pesar de que el cuarto era pequeño y había un pequeño espacio entre la cama y la puerta, más el baño, se veía bastante acogedor.
—No era necesario, no te voy a obligar a hacer algo que no quieres —dijo de pronto. Tragué las ganas de gritarle, era hipócrita decirme eso después de lo de la propuesta. Me contuve, no arruinaría esto, siempre las cosas me salían mal, era una buena para nada. Esto tenía que salir bien.
—Pero yo quiero —era mitad verdad, sí quería pero no por las razones conyúgales, sino para demostrarme a mí misma de que era capaz de lograr algo sin arruinarlo.
—Entonces, demuéstralo —sentenció.
Era un golpe bajo, no me esperaba eso.
Sabía a lo que se refería, Jorge era el que siempre me besaba, ¿pero besarlo yo a él?…si no quedaba de otra…
—Está bien, pero tienes que cerrar los ojos —él los cerró sin protestar.
Me acerqué hasta él y pensé de la misma forma que esa vez en la audición para Romeo y Julieta. Tenía que demostrarle que esto era lo que quería.
También cerré los ojos y lo besé. Era diferente besar a alguien que a ser besada, me sentía mejor conmigo al saber que estaba haciendo algo que tal vez haría feliz a Jorge, porque para eso me había cambiado de cuarto.
De pronto, sentí que su lengua me hacía cosquillas. Me separé de inmediato, si lo dejaba ir más allá perdería el control y eso era lo que menos quería ahora que dormiría con él.
—Te creo —me dijo después de unos segundos en completo silencio— Pero el lado derecho de la cama es mío.
Se cambió en el baño y yo me puse mi pijama de vaquitas antes de que saliera. Después de cepillarnos los dientes y ver televisión un rato, pasamos a la incómoda tarea de acostarnos.
Al principio fue raro, ya no tenía tanto espacio como en mi cama, pero tampoco fue tan malo como imaginé.
Vi la hora en el reloj digital que Jorge tenía en el velador, eran las dos de la mañana y todavía no podía conciliar el sueño. Me removí un poco y quedé cara a cara con Jorge, pero no podía distinguir si estaba dormido o no.
— Jorge … —susurré.
—Dime —me dijo. Así que tampoco podía dormir.
— ¿Eres feliz? —inquirí nerviosa, su respuesta me diría si mis esfuerzos habían sido en vano o por el contrario, funcionaron.
— ¿Feliz en qué sentido?
—Feliz, aquí conmigo —contuve la respiración a la espera de que contestara.
—Tini… —murmuró. De repente, en medio de la oscuridad, sentí como pasó un brazo por mi cintura y me acercó a él. Me besó casi con miedo, como si temiera a que lo fuera a rechazar. Acomodé mi cabeza sobre su pecho y esperé a que dijera algo más.
—Mientras esté a tu lado, siempre seré feliz.
No supe descifrar a que se debieron las mariposas en mi estómago, tampoco la adrenalina que comenzó a correr por mis venas, pero esas palabras también me hicieron feliz, y no había nada mejor que dormirse con ese sentimiento en el cuerpo.
¿Quien Te Crees? - Capitulo 14
Capítulo 14
Clavaba mis uñas en su espalda, y ambos ahogábamos gemidos entre besos.
-No te detengas- susurré sin aliento, mientras él entraba y salía de mi cuerpo.
-Créeme que no lo haré- contestó él agitado, solté una risita afónica que fue sofocada cuando embistió como un animal.
Grité, me retorcí, y gemí de placer bajo su cuerpo.
Ahora entendía porque a todo el mundo le gustaba el sexo.
Minutos después, ambos estallamos en un gran orgasmo.
Jorge apoyó su cabeza sobre mi hombro. Estábamos agotados.
-Ha sido increíble- susurró y me sentí completa.
No quería moverme, me sentía demasiado feliz y satisfecha como para siquiera pensar en otra cosa.
Él se levantó y lo observé expectante.
-Voy a tomarme una ducha, ¿me acompañas?-
-Suena tentador- admití.
El sonrió y me tomó en brazos. Caminó hasta el baño y abrió el grifo.
Jorge no dejaba de sonreírme.
-¿Cómo estuve?- pregunté mientras tomaba el shampoo.
-Increíble- me quitó el shampoo de las manos y puso un poco en su mano- date vuelta- me dí vuelta y el comenzó a masajear mi cabello con su shampoo- si no fuera por lo obvio, casi no me creo que eras virgen.
-¿Ah?- fruncí el ceño, aunque él no podía verme- ¿cómo que no te crees que era virgen?
-Pues lo has hecho genial, además mirate Martina.- me giró con sus brazos y pasó su mano por mi cadera- eres hermosa, podrías tener al hombre que quieras.
Me puse una mano en el corazón.
-Me alagas- dije sarcástica.
Era la primera vez que alguien me decía algo así.
-Sabes que lo digo enserio- me empujó con su cuerpo bajo el grifo y me desenjabonó.
-Me toca- ordené mientras le lanzaba una mirada pícara
NOTA: me saltie un capitulo porque no era para que ustedes lo leyeran , (saben de lo que hablo XD) bueno seguimos con el maraton !!! =D
Through Truth Capitulo - 13
-largate, no estoy de humor.- le dijo ella a el y camino mas rápido
-tu nunca estas de humor!.- Comento el riéndose y ella o fulmino con la mirada
-no mientras tengo que verte… y menos aun después de que por tu culpa tuve una pelea con mi mama!
-por mi culpa?? Es mi culpa que tu estúpido mal humor te haga discutir con tu mama?- le dijo el a ella y ella asintió
-todo es culpa tuya… si no me hubieras hecho enojar al defenderme no me hubiera dequitado con ella- agrego Martina mirándolo con desprecio
- eres tan… pff… insoportable!- le dijo e y se fue rápidamente, ella sonrio al hacerlo enfadar y decidió volver a su casa.
Cuando entro ahí estaba su mama, sentada en la sala, la miro y no podia creer lo que veia, tenia puestos unos jeans… JEANS! Y una playera floja… tenia el cabello recogido y estaba desmaquillada.. no podia ser cierto…
-mama…?- pregunto mirándola y su mama la miro y le sonrio
-hola cariño… como te fue?- pregunto muy amable y eso impresiono mas a Martina
-bien… aburrido. Oye.. porque estas vestida asi?- pregunto sin poder evitarlo y su mama se miro
- es mas comodo… no que esos vestidos… extrañaba vestirme asi- admitió su madre con toda sinceridad, desdeque se volvió superficial, siempre encontró los vestidos y tacones muy incomodos…
-ah… que extraño.- respondió Martina y luego subio a su habitacion. Joanne se sento en la sala y suspiro, arregar las cosas con su hija seria mas dificil de lo que pensó, pero lo lograría… recuperaría el cariño de sus hijos.
Al dia siguiente Jorge bajo con pocos animos a la cocina, habia escuchado ruidos por lo que supuso que su nana estaba ahí, se quedo estupefacto cuando vio ahí a su padre… estaba en la mesa comiendo algo, cuando vio a su hijo le sonrio pero este no lo hizo
-que haces aquí?- pregunto Jorge con indiferencia
-hola hijo… estoy muy bien gracias.- dijo su padre respondiendo a algo que Jorge no habia dicho
-hola- dijo Jorge al fin con mucho trabajo…
-como van las cosas en la casa? Y tu hermano?- pregunto George con poco interés
- durmiendo… no tiene clases hoy, la nana vendrá a cuidarlo- respondió y se dio la vuelta para irse
- a donde vas?- pregunto su padre
-a la escuela… Adios.- respondió
-Jorge??- se escucho una voz en la escalera, el chico miro y era Chris, bajo corriendo cuando vio a su padre se quedo sorprendido…- hola papi- saludo temeroso y George le sonrio
-hola Chris…- lo abrazo pero luego el pequeño lo solto y corrió hacia Jorge…
-puedes decirle a Martina que venga hoy a jugar conmigo?- dijo Chris a Jorge
-claro pequeño… yo le digo- acepto el joven y no se sentía seguro dejando a su hermanito con George, pero en ese momento entro la nana y suspiro aliviado
-hola mis pequeños… oh! Hola señor… no aviso que vendría o pude preparar algo para usted.- dijo amablemente. Jorge jamas habia entendido porque la nana trataba tan bien a George si sabia todo lo que habia pasado con su madre… y la nana habia amado a la madre de Jorge.
-descuida Maggie, no es necesario- dijo sonriéndole.
-Martina vendrá hoy!!!- comento Chris abrazando a Maggie y ella le sonrio
-Martina? Que bien! Adoro a esa niña…- comento la nana
-quien es la famosa Martina?- pregunto George y todos miraron a Jorge- es tu novia?
-no! Nono! Ella solo es una compañera, pero mi hermano y la nana la adoran.- dijo el olvidando por un momento su odio hacia su padre
- oh bien! Puedes traerla a comer para conocer a la adorable Martina- sugirió George y Jorge por nada del mundo quería aceptar, pero sabia que su papa no era alguien a quien pudiera cuestionar. Además lo haría solo por Chris…
-se lo comentare, digamos que no le gusta mucho estar conmigo- dijo sonriendo
- tan malo eres con las chicas? Jamas me has presentado a una…
- no quiero a ninguna chica en mi vida- respondió Jorge cortando la platica de su papa y el lo comprendió, entendía el dolo tan grande que sentía su hijo… y el se sentía tan culpable…
-bueno… solo la conocere porque le agrada a Chris y a Maggie…
-bien. Adios.- le dijo a su padre y luego abrazo a Chris y a Maggie y se fue a clases….
Martina se habia levantado sin animos, y se le estaba haciendo tarde para la escuela!!! Cuando bajo ahí estaba su mama y Fran, se asombro al ver que su Joanne estaba vestida de forma sencilla y estaban platicando…
-hola mama, buenos días… Fran, vámonos! Es tardísimo!!!
-hola y adiós. Que tengan un lindo dia ambos! Los amo.- dijo su mama abrazandolos y luego Martina y Fran subieron al auto del chico
-mama esta rara… muy rara- comento Fran y Martina asintió
-demasiado… solo mira como viste ahora… no se que le esta pasando.- comento Martina
-es extraño, si que lo es…pero me agrada… es como era antes de que pasara todo lo de papa y se voviera tan… superficial.- dijo Fran y Martina se limito a poner los ojos en blanco
-sea lo que sea…. Me da miedo.- dijo ella finalmente y su hermano se rio.
Paso todo el dia en el colegio, estaba platicando co Alice y con Jane cuando entraron a la cafetería. Miro a Jorge de forma distraída y sin pensarlo. Estaba sentado con sus 3 amigos y Fran… pff! Ahora su hermano se unia al grupito… tambien estaban dos chicas, las observo bien y se dio cuenta de que eran Emma y Jessy, hasta donde sabia ellas estaban enamoradísimas de Samuel y Facu… y al parecer ahora salian porque estaban muy cariñositos mientras que Jorge, Fran y Andres se reian ignorando a las parejitas.
-mi pequeño esta sentado con Jorge…- dijo Alice igual de disgustada…
-bueno… yo no digo nada porque mi Andres es su mejor amigo.- comento Jane y Martina se rio al igual que Alice.
-aun no es tuyo! Hasta que sea una relación formal…- comento Alice y Jane estuvo de acuerdo.
Caminaron las 3 juntas pero al pasar por ahí, Alice y Jane miraron a sus respectivos amores y luego miraron a Martina
-vamos hermanita querida… siéntense con nosotros…- le dijo Fran a Martina y ella negó con la cabeza
-porfavor- suplico Andres y Martina le sonrio. Se le hacia tan lindo lo mucho que quería a Jane
-descuida Andres, tu querida Jane puede quedarse aquí contigo y tu querida Alice tambien se queda aquí Fran.- dijo Martina y ellas la miraron
-ah no! O te quedas o no nos quedamos…- dijo jane y Martina lo consideron por un momento, miro a Andres quien parecia estar muriendo por estar con Jane asi que no pudo negarse
-de acuerdo! Solo porque enserio Andres tiene esa cara de enamorado.- acepto y se sentaron con ellos, pero cada chica se sento al lado de su respectiva pareja asi que ella quedo justamente frente a Jorge… al menos no habian quedado sentados juntos.
- te amamos Tini!- dijo Andres y ella le sonrio
-haha tonto! no podia negarte la compañía de tu amada Jane- le dijo haciendo que ambos se sonrojaran
-matate!- le dijo Jane a Martina y todos se rieron.
Platicaron un poco todos juntos. Emma y Jessy las novias de Samuel y Facu era demasiado agradables y ellos ni si diga… todos se llevaban muy bien, inluso Jorge ahora parecia llevarse bien con ellas… y solo lo hacia porque eran novias de sus amigos… poco después todos se pusieron en plan de parejita amorosa, haciendo que Mzartina y Jorge se sintieran sumamente incomodos. Miraron hacia otro lugar y notaron que todo el mundo los miraba, seguro estaban asombradísimos por el hecho de que estaban sentados en la misma mesa…
-puedo hablar contigo?-le pregunto Jorge a ella y lo miro. Lo pensó por un momento, o era quedarse ahí entre todas las parejitas o salir con Jorge… ambas cosas era muy malas pero tenia curiosidad sobre lo que el quería decirle asi que asintió.
-tu nunca estas de humor!.- Comento el riéndose y ella o fulmino con la mirada
-no mientras tengo que verte… y menos aun después de que por tu culpa tuve una pelea con mi mama!
-por mi culpa?? Es mi culpa que tu estúpido mal humor te haga discutir con tu mama?- le dijo el a ella y ella asintió
-todo es culpa tuya… si no me hubieras hecho enojar al defenderme no me hubiera dequitado con ella- agrego Martina mirándolo con desprecio
- eres tan… pff… insoportable!- le dijo e y se fue rápidamente, ella sonrio al hacerlo enfadar y decidió volver a su casa.
Cuando entro ahí estaba su mama, sentada en la sala, la miro y no podia creer lo que veia, tenia puestos unos jeans… JEANS! Y una playera floja… tenia el cabello recogido y estaba desmaquillada.. no podia ser cierto…
-mama…?- pregunto mirándola y su mama la miro y le sonrio
-hola cariño… como te fue?- pregunto muy amable y eso impresiono mas a Martina
-bien… aburrido. Oye.. porque estas vestida asi?- pregunto sin poder evitarlo y su mama se miro
- es mas comodo… no que esos vestidos… extrañaba vestirme asi- admitió su madre con toda sinceridad, desdeque se volvió superficial, siempre encontró los vestidos y tacones muy incomodos…
-ah… que extraño.- respondió Martina y luego subio a su habitacion. Joanne se sento en la sala y suspiro, arregar las cosas con su hija seria mas dificil de lo que pensó, pero lo lograría… recuperaría el cariño de sus hijos.
Al dia siguiente Jorge bajo con pocos animos a la cocina, habia escuchado ruidos por lo que supuso que su nana estaba ahí, se quedo estupefacto cuando vio ahí a su padre… estaba en la mesa comiendo algo, cuando vio a su hijo le sonrio pero este no lo hizo
-que haces aquí?- pregunto Jorge con indiferencia
-hola hijo… estoy muy bien gracias.- dijo su padre respondiendo a algo que Jorge no habia dicho
-hola- dijo Jorge al fin con mucho trabajo…
-como van las cosas en la casa? Y tu hermano?- pregunto George con poco interés
- durmiendo… no tiene clases hoy, la nana vendrá a cuidarlo- respondió y se dio la vuelta para irse
- a donde vas?- pregunto su padre
-a la escuela… Adios.- respondió
-Jorge??- se escucho una voz en la escalera, el chico miro y era Chris, bajo corriendo cuando vio a su padre se quedo sorprendido…- hola papi- saludo temeroso y George le sonrio
-hola Chris…- lo abrazo pero luego el pequeño lo solto y corrió hacia Jorge…
-puedes decirle a Martina que venga hoy a jugar conmigo?- dijo Chris a Jorge
-claro pequeño… yo le digo- acepto el joven y no se sentía seguro dejando a su hermanito con George, pero en ese momento entro la nana y suspiro aliviado
-hola mis pequeños… oh! Hola señor… no aviso que vendría o pude preparar algo para usted.- dijo amablemente. Jorge jamas habia entendido porque la nana trataba tan bien a George si sabia todo lo que habia pasado con su madre… y la nana habia amado a la madre de Jorge.
-descuida Maggie, no es necesario- dijo sonriéndole.
-Martina vendrá hoy!!!- comento Chris abrazando a Maggie y ella le sonrio
-Martina? Que bien! Adoro a esa niña…- comento la nana
-quien es la famosa Martina?- pregunto George y todos miraron a Jorge- es tu novia?
-no! Nono! Ella solo es una compañera, pero mi hermano y la nana la adoran.- dijo el olvidando por un momento su odio hacia su padre
- oh bien! Puedes traerla a comer para conocer a la adorable Martina- sugirió George y Jorge por nada del mundo quería aceptar, pero sabia que su papa no era alguien a quien pudiera cuestionar. Además lo haría solo por Chris…
-se lo comentare, digamos que no le gusta mucho estar conmigo- dijo sonriendo
- tan malo eres con las chicas? Jamas me has presentado a una…
- no quiero a ninguna chica en mi vida- respondió Jorge cortando la platica de su papa y el lo comprendió, entendía el dolo tan grande que sentía su hijo… y el se sentía tan culpable…
-bueno… solo la conocere porque le agrada a Chris y a Maggie…
-bien. Adios.- le dijo a su padre y luego abrazo a Chris y a Maggie y se fue a clases….
Martina se habia levantado sin animos, y se le estaba haciendo tarde para la escuela!!! Cuando bajo ahí estaba su mama y Fran, se asombro al ver que su Joanne estaba vestida de forma sencilla y estaban platicando…
-hola mama, buenos días… Fran, vámonos! Es tardísimo!!!
-hola y adiós. Que tengan un lindo dia ambos! Los amo.- dijo su mama abrazandolos y luego Martina y Fran subieron al auto del chico
-mama esta rara… muy rara- comento Fran y Martina asintió
-demasiado… solo mira como viste ahora… no se que le esta pasando.- comento Martina
-es extraño, si que lo es…pero me agrada… es como era antes de que pasara todo lo de papa y se voviera tan… superficial.- dijo Fran y Martina se limito a poner los ojos en blanco
-sea lo que sea…. Me da miedo.- dijo ella finalmente y su hermano se rio.
Paso todo el dia en el colegio, estaba platicando co Alice y con Jane cuando entraron a la cafetería. Miro a Jorge de forma distraída y sin pensarlo. Estaba sentado con sus 3 amigos y Fran… pff! Ahora su hermano se unia al grupito… tambien estaban dos chicas, las observo bien y se dio cuenta de que eran Emma y Jessy, hasta donde sabia ellas estaban enamoradísimas de Samuel y Facu… y al parecer ahora salian porque estaban muy cariñositos mientras que Jorge, Fran y Andres se reian ignorando a las parejitas.
-mi pequeño esta sentado con Jorge…- dijo Alice igual de disgustada…
-bueno… yo no digo nada porque mi Andres es su mejor amigo.- comento Jane y Martina se rio al igual que Alice.
-aun no es tuyo! Hasta que sea una relación formal…- comento Alice y Jane estuvo de acuerdo.
Caminaron las 3 juntas pero al pasar por ahí, Alice y Jane miraron a sus respectivos amores y luego miraron a Martina
-vamos hermanita querida… siéntense con nosotros…- le dijo Fran a Martina y ella negó con la cabeza
-porfavor- suplico Andres y Martina le sonrio. Se le hacia tan lindo lo mucho que quería a Jane
-descuida Andres, tu querida Jane puede quedarse aquí contigo y tu querida Alice tambien se queda aquí Fran.- dijo Martina y ellas la miraron
-ah no! O te quedas o no nos quedamos…- dijo jane y Martina lo consideron por un momento, miro a Andres quien parecia estar muriendo por estar con Jane asi que no pudo negarse
-de acuerdo! Solo porque enserio Andres tiene esa cara de enamorado.- acepto y se sentaron con ellos, pero cada chica se sento al lado de su respectiva pareja asi que ella quedo justamente frente a Jorge… al menos no habian quedado sentados juntos.
- te amamos Tini!- dijo Andres y ella le sonrio
-haha tonto! no podia negarte la compañía de tu amada Jane- le dijo haciendo que ambos se sonrojaran
-matate!- le dijo Jane a Martina y todos se rieron.
Platicaron un poco todos juntos. Emma y Jessy las novias de Samuel y Facu era demasiado agradables y ellos ni si diga… todos se llevaban muy bien, inluso Jorge ahora parecia llevarse bien con ellas… y solo lo hacia porque eran novias de sus amigos… poco después todos se pusieron en plan de parejita amorosa, haciendo que Mzartina y Jorge se sintieran sumamente incomodos. Miraron hacia otro lugar y notaron que todo el mundo los miraba, seguro estaban asombradísimos por el hecho de que estaban sentados en la misma mesa…
-puedo hablar contigo?-le pregunto Jorge a ella y lo miro. Lo pensó por un momento, o era quedarse ahí entre todas las parejitas o salir con Jorge… ambas cosas era muy malas pero tenia curiosidad sobre lo que el quería decirle asi que asintió.
¿El orgullo, o el amor? - Capitulo 2
{Capítulo 02}:
- Vaya, no esperaba esta respuesta – aludió con sorpresa mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo trasero y se limpiaba los restos de té que había en su rostro.
- Por supuesto que no ¿Pretendías que me lanzara a tus brazos con solo decirme un par de palabras bonitas? No perdón, bonitas no, sexistas.
- Mis palabras no son sexistas y sí, esperaba que por lo menos me dieras una mínima señal de que te agradó mi cumplido.
- ¿Qué más señal que la ducha de un te? ¿Deseas algo más? – pregunto con ironía, deberían darle el diploma de doctorado en saber tratar patanes de su tipo ya estaba acostumbrada a eso, así que para ella era un tipo de ‘rutina’ todo el tiempo.
- ¿Sabes que al hacer esto te verás obligada a buscarme ropa, cierto? O mejor aún, regalarme uno de esos diseños que tú dibujas.
- En estos momentos pienso si el té que te acabo de lanzar tiene algún tipo de droga, porque enserio estás mal, he pasado semanas tan solo con un diseño ¿Y pretendes que te regale uno solo porque a ti se te da la gana? Obviamente no lo haré.
- ¿Eso dices? Pues qué harás cuando tu ropa también este manchada.
- Pero mi ropa……– se iba justificar ella viendo detalladamente su ropa, levanto la mirada y él estaba sonriendo perversamente mientras se acercaba cada vez más, ahora entendía completamente su idea ¡Pretendía mancharla! Y aún peor la ropa que tenía, era su conjunto favorito, unos jeans grises desgastados y una blusa blanca con un hombro descubierto, ella se iba alejar pasando por un lado pero él la tomo del brazo haciéndola girar sobre sí misma y en un movimiento rápido la tomo de la cintura apretando todo su cuerpo contra el de ella, ocasionando así que toda su ropa se manchara de té y aún más su blusa que era blanca, ella le golpeaba el pecho en un intento de alejarse pero solo hacía que sus cuerpos rozaran y su ropa se manchara aún más mientras él solo la abrazaba para que su plan de mancharla también, funcionara, ella giro la vista a su derecha donde estaba la vitrina de exhibición y vio como muchas personas los veían enternecidos a ambos, ella frunció el seño y con todas su fuerzas quito las manos de él de su cintura y se alejó para ir a la bodega de la tienda, donde se encontró a Caitlin ordenando unos maniquíes y a Ryan tumbado en el sillón.
- ¡Dios mío! ¿Qué te pasó? – aludió Caitlin sorprendida al ver toda su ropa manchada y su rostro que echaba fuego por los ojos, a lo que Ryan rió de inmediato y Martina lo asesinaba con la mirada, él dejo de reír y se ‘concentró’ de nuevo en su teléfono escuchando atentamente su conversación.
- El tonto de su amigo me mancho la ropa con té ¿Puedes creerlo? – Caitlin negaba con la cabeza riendo – Y encima de todo quiere que le de unos de mis diseños para que se lo ponga ¡Es un descarado! – ofuscada busco uno de sus diseños que vestía los maniquíes que saldrían la próxima semana pero por culpa de él tendría que usarla antes de que saliera la línea de ropa.
- Martina, a ti te sobra diseños de ropas para hombre ¿Por qué te molesta tanto? – Era cierto, solo era un diseño pero no, ella había trabajado durante seis meses en una colección de ropa para hombres y mujeres para que venga un aprovechador – porque eso era – a exigirle uno de sus diseños ¡Sólo porque le da la gana!
- ¿Qué? Al parecer el mundo está de cabeza hoy, Caitlin ¿Quién fue la que se quemó las pestañas todas las noches durante seis meses haciendo una colección completa? Yo, por eso no le daré el vestuario de MÍ línea al primer imbécil que se aparezca pidiéndola sin antes haber salido oficialmente.
- ¿Entonces si se la darás? – pregunto Caitlin luego de unos segundos de escucharla, Martina resopló asintiendo, Caitlin salió junto a Ryan, mientras Martina le quitaba la ropa a un maniquí y la colocaba en el espaldar de un sillón, se sacó el pantalón manchado y lo dobló y se colocó el azul que estaba tendido en el sillón, se sacó la blusa también manchada quedando en brassier y también lo dobló, estaba a punto de colocarse la blusa pero el sonido de una puerta la asustó volteando rápidamente hacia ésta, vio al mismo hombre dueño de su desgracia ese día, Jorge estaba viéndola fijamente recorriendo con su mirada cada parte del cuerpo de ella sin discreción alguna ‘Además de descarado y aprovechador también era un cretino’ pensó ella al ver como la miraba sin disimulo, una razón más para saber, perfectamente, que él no era de su tipo.
- Vaya, no esperaba esta respuesta – aludió con sorpresa mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo trasero y se limpiaba los restos de té que había en su rostro.
- Por supuesto que no ¿Pretendías que me lanzara a tus brazos con solo decirme un par de palabras bonitas? No perdón, bonitas no, sexistas.
- Mis palabras no son sexistas y sí, esperaba que por lo menos me dieras una mínima señal de que te agradó mi cumplido.
- ¿Qué más señal que la ducha de un te? ¿Deseas algo más? – pregunto con ironía, deberían darle el diploma de doctorado en saber tratar patanes de su tipo ya estaba acostumbrada a eso, así que para ella era un tipo de ‘rutina’ todo el tiempo.
- ¿Sabes que al hacer esto te verás obligada a buscarme ropa, cierto? O mejor aún, regalarme uno de esos diseños que tú dibujas.
- En estos momentos pienso si el té que te acabo de lanzar tiene algún tipo de droga, porque enserio estás mal, he pasado semanas tan solo con un diseño ¿Y pretendes que te regale uno solo porque a ti se te da la gana? Obviamente no lo haré.
- ¿Eso dices? Pues qué harás cuando tu ropa también este manchada.
- Pero mi ropa……– se iba justificar ella viendo detalladamente su ropa, levanto la mirada y él estaba sonriendo perversamente mientras se acercaba cada vez más, ahora entendía completamente su idea ¡Pretendía mancharla! Y aún peor la ropa que tenía, era su conjunto favorito, unos jeans grises desgastados y una blusa blanca con un hombro descubierto, ella se iba alejar pasando por un lado pero él la tomo del brazo haciéndola girar sobre sí misma y en un movimiento rápido la tomo de la cintura apretando todo su cuerpo contra el de ella, ocasionando así que toda su ropa se manchara de té y aún más su blusa que era blanca, ella le golpeaba el pecho en un intento de alejarse pero solo hacía que sus cuerpos rozaran y su ropa se manchara aún más mientras él solo la abrazaba para que su plan de mancharla también, funcionara, ella giro la vista a su derecha donde estaba la vitrina de exhibición y vio como muchas personas los veían enternecidos a ambos, ella frunció el seño y con todas su fuerzas quito las manos de él de su cintura y se alejó para ir a la bodega de la tienda, donde se encontró a Caitlin ordenando unos maniquíes y a Ryan tumbado en el sillón.
- ¡Dios mío! ¿Qué te pasó? – aludió Caitlin sorprendida al ver toda su ropa manchada y su rostro que echaba fuego por los ojos, a lo que Ryan rió de inmediato y Martina lo asesinaba con la mirada, él dejo de reír y se ‘concentró’ de nuevo en su teléfono escuchando atentamente su conversación.
- El tonto de su amigo me mancho la ropa con té ¿Puedes creerlo? – Caitlin negaba con la cabeza riendo – Y encima de todo quiere que le de unos de mis diseños para que se lo ponga ¡Es un descarado! – ofuscada busco uno de sus diseños que vestía los maniquíes que saldrían la próxima semana pero por culpa de él tendría que usarla antes de que saliera la línea de ropa.
- Martina, a ti te sobra diseños de ropas para hombre ¿Por qué te molesta tanto? – Era cierto, solo era un diseño pero no, ella había trabajado durante seis meses en una colección de ropa para hombres y mujeres para que venga un aprovechador – porque eso era – a exigirle uno de sus diseños ¡Sólo porque le da la gana!
- ¿Qué? Al parecer el mundo está de cabeza hoy, Caitlin ¿Quién fue la que se quemó las pestañas todas las noches durante seis meses haciendo una colección completa? Yo, por eso no le daré el vestuario de MÍ línea al primer imbécil que se aparezca pidiéndola sin antes haber salido oficialmente.
- ¿Entonces si se la darás? – pregunto Caitlin luego de unos segundos de escucharla, Martina resopló asintiendo, Caitlin salió junto a Ryan, mientras Martina le quitaba la ropa a un maniquí y la colocaba en el espaldar de un sillón, se sacó el pantalón manchado y lo dobló y se colocó el azul que estaba tendido en el sillón, se sacó la blusa también manchada quedando en brassier y también lo dobló, estaba a punto de colocarse la blusa pero el sonido de una puerta la asustó volteando rápidamente hacia ésta, vio al mismo hombre dueño de su desgracia ese día, Jorge estaba viéndola fijamente recorriendo con su mirada cada parte del cuerpo de ella sin discreción alguna ‘Además de descarado y aprovechador también era un cretino’ pensó ella al ver como la miraba sin disimulo, una razón más para saber, perfectamente, que él no era de su tipo.
VOLIII
HOLA CHICASSS!! VOLVIIIII, perdon por estar ausente estos dias , es que estuve enferma , tube Faringitis Aguda (Angina Fuerte) y sigo teniendo pero , como ya estoy mejor....
NOTICIAS + (Buenas) : AGREGO UNA NUEVA NOVE ! Ya se van a enterar cual es !!!
NOTICIAS - (Malas): tendremos que sacar la novela Wonder Wold por razones intimas , bueno empieza el maraton de 3 capitulo de CADA novela ! incluyendo la nueva que ya se va a estrenar ! Bsos !
Lizi <3
NOTICIAS + (Buenas) : AGREGO UNA NUEVA NOVE ! Ya se van a enterar cual es !!!
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